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La cita más imprevisible

Galicia votará por primera vez un mes de julio, en un contexto nunca vivido y con la participación como incógnita clave
El presidente de una mesa introduce un voto MACIAL GUILLÉN
photo_camera El presidente de una mesa introduce un voto MACIAL GUILLÉN

Aunque adjetivo más empleado para definir la convocatoria de elecciones autonómicas del 12 de julio en las últimas horas fue "diferente", a mí me gusta más hablar de una cita "imprevisible". Y no me refiero solo a la incertidumbre del resultado final sino a todo lo que rodea unos comicios donde, a 54 días de celebrarse si nada lo impide, ninguna de las herramientas o experiencias electorales previas son válidas para sacar conclusiones. Es el momento de aparcar la teoría y el análisis político clásico y empezar a improvisar.

→ La fecha

Feijóo llamó a las urnas el 12 de julio, lo que significa que será la primera vez que los gallegos voten ese mes. Para las autonómicas lo habían hecho cinco veces en octubre, una en noviembre, una en septiembre, una en diciembre, una en marzo y una en junio, esta última la vez que más se aproximó al verano: el 19 de junio de 2005, en la derrota de Fraga. Lo de julio es incluso es un hito en toda España, donde se votó en generales el 22 y el 26 de junio en 1986 y en 2016 como muy tarde. Así, aunque no será un verano clásico ni típico, no se puede obviar que un porcentaje de gallegos estará fuera por vacaciones el 12-J –por España o incluso Portugal si se permite–. O simplemente fuera de su municipio de censo. Es una variable electoral que influye en la participación y a día de hoy imposible de predecir.

→ El contexto

En el mejor de los escenarios, la comunidad podría estar libre de coronavirus el 12 de julio, pero la pandemia sobrevivirá en la mente de los gallegos. Si a este factor se suma la introducción de algunas medidas nuevas para garantizar una campaña o una votación seguras, el resultado es una jornada electoral atípica y extraña que puede influir en el comportamiento de la sociedad. Aunque no se sabe muy bien en qué sentido.

→ Los contendientes

El 8 de junio se conocerán las candidaturas que concurrirán a las elecciones, que se proclamarán oficialmente el día 15. La posible irrupción de En Marea en el tablero de la izquierda es un elemento diferencial con respecto al 5-A que no hace más que añadir incertidumbre a los comicios. Si realmente Pancho Casal y los suyos deciden dar el paso al frente, más que por el impacto de votos que pueda tener sí tiene un factor psicológico potente en un electorado, el de la izquierda gallega, harto ya de la fragmentación. Otra incógnita sobre los contendientes de cara al 12-J será saber si el PPdeG y Cs se dan una segunda oportunidad con alguna especie de acuerdo que evite la fuga de votos de la derecha. En abril fue imposible, pero ayer Feijóo tuvo palabras muy carcanas para la candidata naranja, Beatriz Pino. Como ocurre con En Marea en la izquierda, el valor de una alianza PP-Cs sería mucho más psicológico que numérico.

→ La participación

Es sin duda la gran incógnita de estas elecciones y quizás la más importante, ya que resulta relevante para que las encuestas afinen o en el propio reparto de escaños, ya que los encarece o los abarata en cada circunscripción. Es, además, el único temor que parece tener un PPdeG convencido de su mayoría absoluta, atendiendo a sus sondeos internos. Si el coronavirus sigue circulando podría tener un efecto disuasorio en la gente mayor, donde el PPdeG tiene su gran caladero de votos.

→ La economía

Otra incógnita determinante. Con la situación sanitaria más aliviada, a estas alturas nadie es capaz de aventurar a qué velocidad se deteriorará la economía por la crisis del Covid-19. Pero en dos meses puedan pasar muchas cosas.

→ La historia

En grandes crisis, la fase inicial refuerza a quien está en el poder, por el efecto bandera –en medio de la confusión la gente sigue al abanderado–. Esto beneficiaría a Feijóo. Pero cuando la situación de prolonga, se penaliza ese mismo liderazgo. Además, en una sociedad que acaba de atravesar una experiencia durísima y jamás vivida como esta pandemia, hay un porcentaje más alto de voto visceral y emocional. Y ese sí que es totalmente imprevisible.

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