Madrugadores, a las siete y media de la mañana llegaban los primeros romeros al santuario de Fátima en la parroquia ourolesa de Bravos, en una peregrinación que muchos hacen a pie desde distintos puntos de la zona, como Viveiro o Galdo. Se cuentan por cientos las personas que acuden a lo largo del día a pedir salud para ellos y sus allegados.
«Vén xente de por aquí pero tamén outros que se foron para fóra e veñen tódolos anos visitar á Virxe; xente de Segovia, de Madrid, de Ferrol...», relata María del Carmen López Pardo,
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