Carla Cruz Afonso: "En Perú hay toque de queda y hubo restricciones por género"

Esta pedagoga, que estudió en el instituto Leiras Pulpeiro, explica que en el país andino las mujeres y los hombres solo pudieron salir al supermercado, la farmacia o el banco en días alternos durante dos semanas: ellos lunes, miércoles y viernes y ellas martes, jueves y sábado
La pedagoga lucense en el Machu Pichu. EP
photo_camera La pedagoga lucense en el Machu Pichu. EP

A esta joven, que estudió Pedagogía en la Universidad de Salamanca y realizó un máster de cooperación internacional al desarrollo en la Universidad Pontificia de Comillas (Icade) en Madrid, le ha sorprendido la pandemia del nuevo coronavirus en Perú, en donde está trabajando desde el pasado mes de octubre. Carla Cruz (Lugo, 1995), que se crió en el barrio de Abella en la capital lucense y que, tras graduarse, trabajó como ‘au pair’ en Irlanda y en la hostelería en Londres para perfeccionar el inglés, destaca el reto que supone para ella impartir "pedagogía en emergencia con adultos". Es voluntaria en el Centro de Educación Técnico Productiva (Cetpro), que se podría equiparar a los institutos de FP gallegos. Perú, con 32 millones de habitantes, tiene 27.517 casos activos y 728 fallecidos.

¿Cómo está afrontando Perú la pandemia del nuevo coronavirus?
Iniciamos la cuarentena el 16 de marzo y se acaba de prorrogar hasta el 10 de mayo. Se han puesto varias restricciones aparte del confinamiento en sí. Primero pusieron toque de queda para toda la población desde las 20.00 hasta las 5.00 horas. Cuando los casos empezaron a aumentar se amplió dos horas más, desde las 18.00 horas. Además, durante casi dos semanas hubo restricciones por género. Lunes, miércoles y viernes solo podían salir los hombres al supermercado, farmacia o banco y los martes, jueves y sábados, las mujeres. Los domingos está prohibido salir.

¿Fue eficaz esa norma que en Europa no se ha adaptado?
Actualmente no se mantiene. En un principio me parecía buena idea. Pero cuando salí a comprar el día que me correspondía y tuve que esperar una hora para entrar en el supermercado y otra para comprar pan y en redes sociales veía fotografías de cómo los días de hombres había aparentemente tranquilidad en los supermercados, comprendí que el riesgo de contagio podría aumentar con esta medida.

¿Está preocupada ante esta emergencia sanitaria?
Estoy preocupada lo justo, normal y necesario ante esta situación de incertidumbre. Pero más que por mí, por mi familia y mis amigos que están en España. Sé que la situación allí está muy mal, sobre todo en Madrid. Después de haber vivido allí un año conozco a mucha gente y me da mucha pena todo lo que me dicen, sus preocupaciones… Intento llevar la situación lo mejor posible, ser positiva y transmitírselo a mis amigos y familia. A nivel personal en Cuzco, en donde resido, estoy bastante tranquila, sigo teletrabajando e intento actualizarme y seguir aprendiendo en temas principalmente de innovación educativa, educación de adultos y perspectiva de género y así mantengo la mente ocupada.

"Tengo confianza en que esto pasará y la educación es la mejor herramienta para construir un mundo nuevo"

¿Cómo está afectando esta situación a su trabajo?
Esta pandemia está suponiendo un gran reto profesional y, la verdad, me siento bastante afortunada de poder contribuir a que siga llegando la educación técnico productiva de adultos a zonas de 4.000 metros de altitud en donde la señal del teléfono es raro que llegue. Al final tengo confianza en que esto pasará y la educación es la mejor herramienta para construir un nuevo mundo.

¿Cómo imparten entonces las clases?
El curso académico es de marzo a diciembre. Este año con la pandemia se ha cancelado el inicio de las clases. En los colegios de primaria las están dando en televisión. En nuestro caso las impartimos por radio porque en donde trabajo, Quispicanchi, es una provincia bastante pobre. No tienen ordenador, ni televisión y los que tienen móvil están sin internet. Cada profesor graba su clase con el teléfono móvil. Después otro compañero edita la voz, en quechua. Y eso se envía a la radio.

¿Qué referencia tiene de lo que está sucediendo en España, en general, y en Lugo, en concreto?
Al principio de la cuarentena leía mucha prensa de España y mi madre me informaba todos los días de los avances. Pero últimamente, por salud mental, prefiero mantenerme informada de lo justo y de lo necesario y dedicar mi tiempo a otras cosas. Procuro pensar en nuevos proyectos de futuro personales y profesionales, aunque no todos los días son color de rosa. Soy consciente de que la normalidad que conocíamos no va a volver así que intento adaptarme a la nueva situación. Adaptarse o morir, ¿no?

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