Opinión

Cañas de precampaña

EN EL seno de la pandilla hay pocos conflictos. Pero a la hora de elegir el local para tomar la última caña a veces veo peligrar nuestra cohesión. Es en esos momentos cuando más envidio a Feijoó. Seguro que en su pandilla la última -y la primera- se toma donde dice él. Y punto. De Luís Villares me acuerdo poco porque él, últimamente, se va de cañas con un montón de pandillas y ninguna es la suya. Y no sé qué será peor, si eso o, como Leiceaga, pedirse la cerveza a solateras. El caso es que, ayer, cuando comenzó el debate sobre qué bar era el mejor para cerrar la sesión me pregunté: ¿Qué haría Abel Caballero en mi lugar? Y me levanté y me fui.

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