El bus urbano volvió a recorrer Monforte

Más de 60 personas utilizaron el servicio en su primer día de funcionamiento tras la declaración del estado de alarma en España
Ramón, conductor del bus urbano de Monforte, con su mascarilla protectora. MIGUEL PIÑEIRO
photo_camera Ramón, conductor del bus urbano de Monforte, con su mascarilla protectora. MIGUEL PIÑEIRO

El nuevo autobús urbano irrumpió con mucha fuerza en Monforte. Según datos del Ayuntamiento, en su primer mes y medio en funcionamiento transportó más pasajeros que el servicio anterior en todo el año pasado. Sin embargo, a las pocas semanas de empezar a recorrer de forma circular la ciudad del Cabe saltó el estado de alarma y hubo que detenerlo indefinidamente.

Este lunes volvió a arrancar. Lo hizo con la mitad de aforo —el habitual es de 36 pasajeros, por lo que se quedó reducido a 18— y sin haber plazas para ir de pie. Por supuesto, el uso de mascarillas es obligatorio tanto por parte de los conductores como de los usuarios.

“Vin a maioría da xente concienciada. Case todo o mundo traía a máscara da casa. Aínda así, se alguén a esquece ou non a ten hai moitas aquí para darlles”, señalaba Ramón, uno de los encargados de ponerse al volante del bus. Al cierre de esta edición habían usado el servicio unas 60 personas. Las parroquias y el centro volvieron a ser, como en febrero, las paradas de más actividad.

Otra de las normas a cumplir en el interior del autobús afecta al distanciamiento físico. Debe haber siempre un asiento de separación entre un pasajero y otro, de tal forma que el número máximo de usuarios por fila sean dos.

El Covid-19 sigue al acecho y por eso instauraron fuertes medidas de seguridad

Con estas restricciones, el bus urbano gratuito de Monforte está de vuelta. Ramón celebraba ver gente por la calle. Cree que es importante recuperar la actividad, porque “vai vir un leñazo económico gordo”. De todas formas llamó a la prudencia para que no haya rebrotes.

De igual modo se manifestaron muchos comerciantes que este lunes reabrieron sus negocios tras dos meses parados. Ilusión ante la posibilidad de tener ingresos de nuevo y minimizar los efectos de la crisis, pero cautela.

El Covid-19 sigue al acecho y por eso instauraron fuertes medidas de seguridad. En la práctica totalidad de las tiendas se ha puesto un límite de público. Solo pueden acceder ocho, seis, tres o dos personas a la vez, en función del tamaño del local, y muchos negocios de venta de ropa se aprovisionaron de gel desinfectante para los clientes, que deben aplicárselo si desean tocar o probarse cualquier prenda.

POCOS BARES. La hostelería ha decidido ir más lenta. En Monforte solo hubo terrazas funcionando en sitios como el casco histórico, la Rúa Cardenal o A Compañía. La mayoría de propietarios ha optado por esperar a que puedan recibir un mayor número de clientes.

En Chantada se vieron más bares abiertos, muchos con terrazas ampliadas y todos con la distancia entre mesas marcada. Los hosteleros de la villa hicieron una buena valoración del primer día. Sus cajas registradoras funcionaron otra vez tras dos meses cerradas.

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