Los barreirenses perdieron dinero al ceder sus solares a cambio de los pisos

Muchas promotoras optaron por negociar la entrega de viviendas en las urbanizaciones, que no llegarían a prosperar ► La paralización de obras hizo que bastante gente no cobrase. Muchos que recibieron viviendas, ahora las alquilan

Una de las urbanizaciones paralizadas, en San Miguel de Reinante. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Una de las urbanizaciones paralizadas, en San Miguel de Reinante. JOSÉ Mª ÁLVEZ

La explosión urbanística vivida en Barreiros sobre todo entre 2004 y 2007, hasta la intervención de la Xunta de Galicia, dio lugar a todo tipo de bifurcaciones sobre todo tipo de cuestiones, algunas de las cuales todavía colean en los tribunales. Promotores, políticos o bancos estuvieron siempre en el ojo del huracán y aún hoy todavía lo están pese a que ya se consumió más de una década desde entonces. Sin embargo, nada se habló de un efecto secundario curioso: el de los vecinos que eran los propietarios de las fincas en las que se construyó y que vendieron sus terrenos a las promotoras. Porque con todos los edificios que hay enseguida surge una pregunta evidente: ¿Por qué no hay muchos millonarios en Barreiros? Y es obvio que no los hay.

La respuesta simple es que, por norma general, solo unos cuantos, muy pocos, hicieron dinero de verdad, mientras que otros quedaron atrapados en la vorágine de aquella época porque a la hora de la verdad casi nunca las constructoras acababan por pagar en metálico.

Cuesta encontrar a gente dispuesta a contar su experiencia en primera persona. Uno de los vecinos que salieron beneficiados de esa época realmente era un profesional de la gestión y por eso sabe bien lo que ocurría y lo pudo esquivar, aunque prefiere mantener el anonimato. Sobre los cobros en metálico, lo explica de forma muy tajante: "Tiñas que plantarte e poñerte serio. E desde logo sempre ante notario. A min pasoume que cheguei á notaría de Ribadeo e alí mesmo empezaron a decirme que en lugar do que tiñamos falado me iban dar unhos pisos que valían moito máis do que me tiñan que dar en metálico. O que fixen foi decir que, alí mismo, me tiñan que firmar a entrega da metade dos cartos e no prazo duns meses ou do que fose, da outra metade. E se non o facían, perdían o que me pagaran e quedaban sen os terreos. E firmado ante notario". Sin embargo es muy realista: "Houbo moi poucos veciños que fixesen eso. Eu incluso acompañei algún que estaba na mesma situación ca min na notaría e me chamou por teléfono desde alí para que o axudara. Pero foron os menos".

Dice que conoce un caso de una persona "que chegou aquí desde Lugo con mil millóns das antigas pesetas para comprar fincas e logo revendelas ás promotoras. Eu coñecino. Comprou cos cartos por diante. Pero cando foi revender fíxoo a cambio de propiedades, pisos... e perdeu moitos cartos".

El método que diseñaron las promotoras para adquirir los terrenos, y que es el que hizo que tanta construcción no acabase reflejada en ingresos importantes para la gente de Barreiros, solía tener varias fases. Lo primero que hacían era entregar una entrada a los propietarios, generalmente no muy elevada. Con esto lo que conseguían de forma automática era los derechos sobre los terrenos. A partir de ahí, vinculaban la siguiente entrega a la concesión de la licencia urbanística en unos casos y, en otros, a la concesión de la licencia pero además a su posterior desarrollo. Tras tasar los terrenos, las constructoras trataban de conservar la mayor cantidad de efectivo posible y ofrecían varios pisos a los dueños de los solares, que generalmente aceptaban.

Pero esa entrega también tenía letra pequeña si las promociones emprendidas eran de cierto tamaño. Para que los propietarios se quedasen con todo el dinero o con todos los pisos a los que tenían derecho todavía debían esperar algún tiempo a que las urbanizaciones se fuesen ejecutando. Como las promotoras las diseñaban por fases, comprometían tanto los pagos como la entrega de los pisos a que se fuesen vendiendo cada una de esas fases.

Y esa es la clave fundamental de esta situación, ya que como salta a la vista gran parte de las urbanizaciones o nunca se llegaron a ejecutar, o quedaron a medias, o se acabaron pero están cerradas por su situación judicial o sin vender, lo que hizo que los vecinos nunca llegasen a cobrar, pero los terrenos los perdiesen igualmente.

El barreirense que consiguió moverse con habilidad relata que "o que si hai agora é xente que ten un ou dous pisos que pode alquilar. Eso é bastante frecuente".

Ahora mismo, si en un futuro las urbanizaciones se desarrollasen y a algunos vecinos les correspondiese algún piso o apartamento fruto del convenio que firmaron en su día, no está nada claro que llegasen a percibirlo. "É algo que non se sabe moi ben", cuenta este barreirense, que dice que "vai ser algo que haberá que ver ó mellor incluso nos tribunais, porque hai que pensar que esa xente chegou a un acordo con constructoras que hoxendía xa non existen e ó mellor son os bancos os donos de todo iso. Van manter os bancos os compromisos de venda iniciais dos solares? Eu non o teño claro, pero sabendo como son os bancos, diría que non, e que se a xente quere cobrar o que lle falta, vai ter que levar ós bancos a xuízo". Aunque concluye que "con todo o que hai sen vender, para iso falta moito. Eu ata dubido que se chegue a facer algún día. Para min, todo iso xa está perdido".

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