Opinión

Con la bandera a vueltas

La bandera
Me pasa una cosa curiosa con la bandera. Nací todavía en la dictadura, pero poco más puedo contar. Era muy niña cuando llegó la democracia y la bandera de España para mí nunca tuvo connotaciones deplorables. Me molesta, en cambio, que unos pocos se adueñen de ella como si solo les perteneciese a ellos. Como si la bandera solo representase a un sector de la población española que comulga con el ideario de Vox. ¡Hasta ahí podíamos llegar! No, señores, no. La bandera es tan de Santiago Abascal — y de miles de cayetanos— como lo es de Nadal cuando levanta el trofeo de Roland Garros, de cualquier paisano que en ella se vea reflejado o mía. No la usurpen en aras de intereses espúreos.