El atracador de un banco en Parga intimida desde prisión a su rehén y le piden 3 años

Ató a la empleada y se fugó, pero lo pillaron e ingresó en Bonxe. Desde allí le envió cartas para que no lo identificase

El acusado de atracar un banco en Parga, camino de la Audiencia en mayo. VICTORIA RODRÍGUEZ (AEP)
photo_camera El acusado de atracar un banco en Parga, camino de la Audiencia en mayo. VICTORIA RODRÍGUEZ (AEP)

El hombre que atracó hace dos años el Banco Pastor de Parga tendrá que sentarse de nuevo en el banquillo de los acusados por intimidar supuestamente a su rehén y enviarle cartas desde prisión para que cambiara su testimonio y no lo identificase. La jugada no le salió bien y el acusado, David Lema Milla, fue condenado el pasado mes de mayo a cuatro años y ocho meses de prisión por el robo.

El fiscal lo acusa ahora de un delito de obstrucción a la Justicia y solicita para él otros tres años de prisión, una pena que pasaría a engrosar el amplio historial del delincuente, que suma más de 40 años de cárcel en condenas por diversos robos en Lugo, A Coruña, Pontevedra y Oviedo.

David Lema —de 53 años de edad y vecino de Malpica de Bergantiños— reconoció en la Audiencia Provincial de Lugo que el 22 de marzo de 2016 tocó el timbre del Banco Pastor de la Avenida da Estación y la empleada le abrió la puerta. Una vez dentro, y sin darle tiempo a reaccionar, le esgrimió un cuchillo de unos 30 centímetros de longitud y le preguntó dónde guardaba el dinero.

En cuanto la mujer le señaló el cajón del dinero, el acusado le ordenó que se tumbara boca abajo en el suelo y cogió todos los billetes y monedas que encontró, que sumaban 4.710 euros. Acto seguido, le ordenó a la mujer que pusiera los brazos hacia atrás, le ató estos y las piernas con unas cuerdas, y se dio a la fuga a bordo de un Peugeot.

La mujer pudo ver claramente al atracador, ya que el hombre actuó en todo momento con la cara descubierta, y la Guardia Civil lo detuvo a finales de abril de 2016, cuando ingresó en prisión provisional en Bonxe.

COACCIONES. El ministerio público mantiene que, dos meses después de su ingreso, en el mes de junio, el detenido le envió a la empleada del banco desde el centro penitenciario una carta escrita de su puño y letra, con la intención de atemorizarla y convencerla para que cambiara su testimonio y no lo identificara como autor del atraco en la rueda de reconocimiento ni en el posterior juicio. El hombre le envió la carta a la propia sucursal bancaria donde había cometido el robo.

Además, no era la primera vez que intimidaba a la mujer, ya que anteriormente logró ponerse en contacto con ella por teléfono, llamándola también al banco. En esa ocasión, el hombre se identificó y le dijo: "Tengo que pedirte una cosa", pero la mujer respondió: "No tengo nada que decir", y colgó el teléfono.

El juicio por estos hechos se iba a celebrar el miércoles en el Penal número 2 de la capital lucense, pero fue aplazado por la huelga de funcionarios de Justicia.

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