Opinión

La asignatura portuguesa

LA INTENSA agenda del presidente de la Xunta en Lisboa y la audiencia con el presidente Marcelo Rebelo de Sousa en el Palacio de Belem sirve para recordar la asignatura pendiente que Galicia tiene en las relaciones con el norte portugués, con el que conforma una eurorregión de más de seis millones de habitantes, y con Portugal. Los gallegos hemos de cambiar la mirada sobre Portugal. Hay que fomentar el conocimiento de su realidad, de su acontecer diario. Hay que verlo como muy próximo, y no solo geográficamente, y como oportunidad irrenunciable para el crecimiento económico. Hay unas tareas fundamentales para superar ese mutuo desconocimiento de cara a la construcción de una realidad económica y a la generación de un mayor peso ante Europa. Hemos llegado a convertir en norma el ignorarnos. Pasa esa tarea por la educación, como el fomento del intercambio de alumnos universitarios; la cultura y la lengua, como oportunidad para el idioma gallego y para el acceso normalizado a la producción editorial en portugués y a todo el mundo de la lusofonía; la comunicación como herramienta de aproximación y conocimiento, con una presencia sin temores de los medios audiovisuales, y con un fomento de la información y una presencia normalizada de los medios a un lado y otro. Al tiempo, las infraestructuras que unan, como la modernización de las comunicaciones por ferrocarril, con esa aproximación para viajeros y mercancías entre Vigo y Oporto. O el fomento de los encuentrtos sectoriales de sectores productivos y empresas. En la construcción de una Unión Europea que no se cuestione a sí misma ante los retos que representa este tiempo de cambios, los viejos nacionalismos que separan deben quedar en el pasado. La aproximación normalizada entre Galicia y Portugal hay que enterderla en clave europea. Otras visiones son pasado.

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