La arquitecta lucense Clara Murado, nominada al Mies van der Rohe

Su rehabilitación de la Biblioteca Pública de Baiona es una de las obras seleccionadas en toda Europa

Clara Murado, frente al Colegio de Arquitectos de Lugo. XESÚS PONTE
photo_camera Clara Murado, frente al Colegio de Arquitectos de Lugo. XESÚS PONTE

"Haré unas galletas de mantequilla porque hoy no puedo ir a un concierto de Nick Cave", comenta Clara Murado (Lugo, 1970) sobre el modo en que iba a celebrar que su rehabilitación de la Biblioteca Pública de Baiona haya sido nominada al premio Mies van der Rohe de arquitectura. El galardón, que tiene prestigio y ámbito europeo, selecciona cuarenta proyectos por decisión de un comité de expertos.

Interior de la Biblioteca Pública de Baiona. EP

La arquitecta da por supuesto que el trabajo que hizo junto a su compañero de estudio, Juan Elvira, en la localidad del sur gallego entró en esa lista porque este mismo año llegó a la final de los premios Lledó y ganó el Gran de Area.

En lo más alto de la lista de cosas favoritas de Clara figuran las galletas de mantequilla y la música de Nick Cave, pero también el "visual thinking" -hacer esquemas con imágenes-. Esos tres placeres consiguen alumbrar ambientes, que es la característica definitoria de la labor del despacho Murado & Elvira en Madrid.

Se presentaron al concurso de reforma en 2010 y lo ganaron. Por falta de presupuesto no pudo ejecutarse hasta 2016, evolucionando la construcción hasta finales del año siguiente.

El edificio fue construido en dos plantas en piedra del siglo XVI como Hospital Sancti Spiritus, en pleno casco histórico. Posteriormente fue usado por monjas y acabó albergando la biblioteca municipal como resultado de varias «rehabilitaciones no muy bien hechas", desliza Murado.

Aparte de materiales inapropiados, la profesional lucense señala como defecto conceptual la existencia de "un patio precioso, con una escultura de Santiago y otra de un peregrino, y unas escaleras muy bonitas. Era inaccesible".

Contrariados por el desprecio hacia el patio de los anteriores rehabilitadores, Clara Murado y Juan Elvira decidieron situarlo como la base de su idea para entregarle "el protagonismo".

El desarrollo está inspirado en una tela del siglo XV en la que se representa a San Jerónimo trabajando en un libro dentro de la celda de una biblioteca. "En ese cuadro hay círculos concéntricos", que son el libro, el estudio y el monasterio. Un modelo que reprodujeron en la secuencia, "libro, mueble, arquitectura" que se traduce en "capas de piel".

La plasmación de ese concepto lo llevaron a cabo en una atmósfera «a través de un único material, la madera» -con el propósito de buscar el recogimiento-, "la sensación de estar cobijado dentro de un mueble y en tu mundo, que es como se siente uno cuando está leyendo".

La biblioteca y la sala polivalente "se abren directamente a ese patio", lo que posibilita que "la actividad pueda extenderse al exterior".

Además del patio, otro elemento destacado del proyecto nominado a los Van der Rohe fue un zaguán que atravesaba longitudinalmente el edificio. Fue habilitaron como "un pasilllo interior que ordena todas las circulaciones del edificio como una calle interior".

ENCINAS.  Entre los proyectos del estudio de Murado y Elvira pueden subrayarse la Casa en un Encinar (Badajoz), nominada al premio de Arquitectura Española, y Statens Byggeskikkpris, en Trondheim (Noruega), que optó a ganar el premio nacional de arquitectura del país nórdico.

Puede que Clara Murado recordase, cuando supo que aspiraba al Van der Rohe, el sándwich que se comió un verano en Londres cuando tenía 15 años. "Subiendo unas escaleras había una pequeña plaza donde la ciudad parecía hacer un paréntesis. Recuerdo la excitación de sentirme en un lugar especial, en un espacio singular".

Resultó ser la sede de la revista The Economist. "Ese era el sitio en donde por primera vez y sin saber por qué había sentido la arquitectura", evocó.

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