Ari Nagel, el 'esperminator' con 35 hijos por "echar una mano"

Profesor de la Universidad de Nueva York, ha ayudado a mujeres con pocos recursos para ser madres ► Tiene 13 hijos más en camino

Ari Nagel. EFE
photo_camera Ari Nagel. EFE

Ari Nagel, un estadounidense judío donante habitual de semen, padre de 35 niños en diferentes lugares del mundo y con otros 13 más en camino, no comparte los criterios del Ministerio de Sanidad israelí que trata de impedir que mujeres del país sean inseminadas con su esperma.

La administración sanitaria israelí informó recientemente a una receptora de 43 años y a la clínica de fertilización en la que se trataba de que la donación de esperma de Nagel no cumple con un requisito legal en Israel, donde se exige que receptor y donante no se conozcan.

Y precisamente a eso es a lo que este profesor de matemáticas de la Universidad de Nueva York se resiste. "Yo quiero ser padre de esos niños, participar en sus vidas, jugar el papel que las madres quieran que yo juegue", explicó.

Nagel, de 43 años, separado de su mujer con la que tiene tres hijos, vive en Nueva York, y comenzó su aventura como esperminator (apodo que le han puesto los medios) hace diez años, "por echar una mano a una chica".

"Ayudé a dos mujeres de modo casi simultáneo, ambas en Manhattan, una lesbiana afroamericana y una judía ortodoxa que no encontraba pareja. Ahora, los hijos han cumplido diez años, viven a dos manzanas el uno del otro, y son de madres tan diferentes...", relató.

No cobra por sus donaciones y se ajusta a las necesidades de las peticionarias: les hace llegar el semen de manera estéril para su congelación o queda con ellas y se lo da en un vasito para inseminación inmediata o hacen el amor. Depende.

"Siempre va pertrechado con un kit del esperminator, un test de ovulación, un recipiente esterilizado, su información genética y de enfermedades de transmisión sexual y cuenta espermática, porque está muy solicitado y puede que se lo pidan en cualquier sitio, como le pasó hace dos semanas en el aeropuerto con dos lesbianas. Es muy cumplidor y su sentido del deber es grande", relató Yair Cymerman, codirector de un documental sobre Nagel.

"Yo quiero ser padre de esos niños, participar en sus vidas, jugar el papel que las madres quieran que yo juege" 

Este hijo de familia judía ortodoxa y exalumno de yeshivá en Brooklyn (casa de estudio judía), ocupa su tiempo en enseñar en la universidad, mantener contacto con sus hijos, telefónicamente o en persona y donar su esperma.

"Está convencido de que está haciendo lo correcto", señala Adi Rabinovich, codirectora del filme sobre su historia.

"La primera vez que doné, con la lesbiana, fue del modo convencional. No sabía que había otros modos de inseminar, no te enseñan eso en la yeshivá...", relata Nagel, cuyo sentido del humor es una de las características que las mujeres que lo eligen como padre de su hijos más aprecian en él.

"La mujer ortodoxa me pidió ayuda porque no podía pagar los 13.000 dólares que cuesta una fecundación in vitro, y me parecía más que justo ayudarla. Fue con vasito", detalla.

Ahora, el súper donante también asesora a las que le piden ayuda, "si son jóvenes, todo es más fácil, pero si son mayores, les aconsejo acudir a clínicas de fertilidad y estoy ahí para todos los intentos que hagan falta".

Muchas de las madres en EE.UU. se han convertido en amigas entre ellas, y Nagel viaja y visita, dentro de su país y fuera, a su muy extensa familia. Las mujeres cubren todos los gastos.

"Le estoy infinitamente agradecida a Ari. Gracias a él, mi esposa y yo tenemos a Zoe, que hoy cumple cuatro años", compartió con la estadounidense Tiffany. "Es el papá que necesitan los niños sin padre, alguien que existe, al que llamar "papá" y disfrutar de su compañía", agregó.

Paga manutención a nueve de los hijos, "a algunos porque lo deseo y otros porque sus madres han sido avariciosas", compartió.

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