Opinión

Árbitros

PUDIERA ser casualidad, pero por repetida incita a sospechar de que hay algo más. El CD Lugo se queja de las últimas actuaciones arbitrales, entre ellas la última en su partido frente al Real Oviedo, y en los anteriores ante el Gimnástico de Tarragona y Córdoba, en los que acabó con diez jugadores en el campo. La constatación de que los árbitros, ante la duda, suelen perjudicar a los más débiles está presente en la hoja de ruta de la competición. No es fácil discernir si las decisiones polémicas se corresponden con el error humano (mucha casualidad, pero existe), o si obedece a criterios avalados por confusos y oscuros intereses (sobran antecedentes), o porque los colegiados actúan inducidos por reflejo psicológico fundamentado en que ayudar a los poderosos siempre será más beneficioso, llegado el caso, para medrar en el oficio. La cuestión es que los más débiles pagan las consecuencias y todo se resuelve invocando la independencia arbitral, atribución que permite hacer lo que les apetece sin otra deriva que lo digerido en conciencia. Y no solo se resienten los intereses de los clubes afectados, sino también los sentimientos y emociones de sus seguidores. Que es mucho.

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