Los ángeles de la guarda de Mari y Daniel

Manuel, Alfonso, José Ángel y José Manuel son cuatro agentes de la Guardia Civil que sin casi tiempo ni medios salvaron la vida a un matrimonio de Friol atrapado por las llamas en su casa
Manuel, Alfonso, J. Ángel y J. Manuel, agentes que salvaron a Mari y Daniel. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Manuel, Alfonso, J. Ángel y J. Manuel, agentes que salvaron a Mari y Daniel. VICTORIA RODRÍGUEZ

Dicen que los ángeles tienen alas, pero no es del todo cierto, pues algunos viven en la tierra y se camuflan bajo un uniforme verde. Manuel, Alfonso, José Ángel y José Manuel son los cuatro héroes de la Benemérita que hace días arriesgaron su vida para salvar de una muerte segura a Mari y Daniel, un matrimonio de octogenarios de Friol que se quedó atrapado en el voraz incendio que calcinó por completo su hogar.

La escena era dantesca. Era la 1.30 de la madrugada. Una casa de Cima da Vila (Narla) estaba siendo pasto del fuego y una anciana pedía socorro desesperadamente desde la terraza acompañada de su marido, con movilidad reducida. Nadie acudía a su auxilio. Las llamas alcanzaban varios metros de altura, estaban solos, el teléfono se les había caído al suelo fruto del nerviosismo, y la única salida que tenían era lanzarse al vacío desde una altura de 6 metros.

Pero los milagros a veces existen y la casualidad quiso que en ese preciso instante la pareja de agentes formada por Alfonso José Varela y José Ángel Iglesias, del puesto de Friol, estuvieran de patrulla por la zona. "Estábamos saliendo del pueblo, vimos un gran resplandor y nos acercamos a donde creíamos que estaba el fuego. Al llegar encontramos a los ancianos en peligro". Sin pensárselo dos veces pidieron refuerzos, encendieron las sirenas para alertar a los vecinos y se dispusieron a buscar desesperadamente medios para poder auxiliarlos.

"Actuamos rápido, cada minuto era vital, no teníamos ni una cuerda y lo único que pensábamos era en sacarlos del fuego", explican

"No teníamos forma de poder subir a la terraza. Recorrimos varios alpendres y encontramos una escalera de madera". Cada segundo era vital y lograron acceder hasta donde se encontraba el matrimonio arriesgando sus propias vidas. Ambos estaban descalzos y muy nerviosos, pero al ver a los agentes vieron la luz al final del túnel. Al momento llegó también al lugar el sargento de Castro, Manuel Luis Sánchez, y el agente del puesto de Guitiriz —pero vecino de Friol— José Manuel Loureiro, quien se encontraba fuera de servicio.

DEFLAGRACIONES. Entre los cuatro intentaron bajar a los ancianos por la escalera, que no daba la altura y cedió. "Fueron momentos de angustia. Dos compañeros se quedaron con el matrimonio y los otros dos logramos encontrar otra escalera metálica de mayor tamaño en un alpendre aledaño", indicaron los miembros de la Benemérita. El inmueble llegó a alcanzar 800 grados de temperatura, el fuego avanzaba sin control, y a cada poco se sucedían deflagraciones de bombonas que se encontraban en el interior. Además, justo debajo de la terraza los ancianos guardaban una caldera y su depósito de combustible, que podía explotar en cualquier momento. Desesperadamente, dos de los agentes condujeron a la mujer por los peldaños de la escalera y gracias a una manta que colocaron a modo de arnés, pudieron bajar al hombre que no podía moverse.

"Fueron pocos minutos, pero nos pareció una eternidad. No disponíamos de medios, ni siquiera de una cuerda. Actuamos como un equipo coordinado, cada minuto era vital y lo único que pensábamos era en sacarlos del fuego", relatan los agentes. Una vez a salvo, el matrimonio les pidió que por favor salvasen a sus tres perros. "Son como da familia", repetía la mujer. "Nos dieron mucha pena y sin pensarlo volvimos a entrar y logramos sacar a dos de los canes, el tercero no apareció", precisan.

"Poner en peligro la vida para salvar la de los demás va implícito en la Guardia Civil, cuya premisa es ayudar a la población", dicen

MILAGRO. La vivienda se calcinó por completo en un tiempo récord y los bomberos solo pudieron asegurar el perímetro y sofocar las llamas. Se vivieron momentos de angustia y desesperación pero afortunadamente, solo hubo que lamentar daños materiales. Fue un "milagro", como muchos definieron, o quizás el destino, pero Mari y Daniel pudieron volver a nacer gracias a la rápida actuación de los agentes.

"Ángeles de la guarda enviados por la Divina Providencia", tal y como definió la anciana en un cariñoso escrito a estos hombres que no dudaron en poner en peligro sus vidas por salvar la de los demás, pues como ellos mismos recuerdan "va implícito en nuestro uniforme. La primera premisa de la Guardia Civil es ayudar a la población y auxiliarla siempre que lo necesite".

La reconstrucción está pendiente del peritaje 
El matrimonio se trasladó a un piso del casco urbano friolés a la espera de la reconstrucción de su hogar, que está pendiente del peritaje del seguro. Al parecer, las obras podrían ejecutarse en seis meses.

Regreso al lugar
La mujer se desplaza a menudo a la casa para alimentar a sus perros y a otros animales.

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