Manuel Lence Fernández

Lence sale de Miranda a pie para  dirigir Viena Capellanes

Hace un siglo, la prensa madrileña reconoce su éxito comercial

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El Progreso 25/11/19

HACE UN SIGLO, la sección del periódico madrileño El Día que firma Modesto Pérez y que se titula “Los grandes triunfadores”, está dedicada a Manuel Lence Fernández (Castroverde, 1878).

¿Y quién es este lucense que merece tal honor? Si el triunfo es el resultado de escalar posiciones en la vida, la respuesta ha de ser que Lence recorre en sus 41 años de existencia los escalones que conducen desde la más absoluta miseria hasta la riqueza.

Manuel nace en Santiago de Miranda, la parroquia donde lo hará 32 años después Enriqueta Otero. La de Lence es una familia muy humilde y esa condición le lleva a forjarse planes para la superación.

Tanto es así que a los doce años, en 1890, toma rumbo a Madrid, a donde llega semanas más tarde a golpe de calcetín.

Su disposición para hacer lo que sea lo lleva hasta la empresa panadera que los hermanos Baroja, Pío y Ricardo, tienen en la calle de la Misericordia número 2, esquina a Capellanes, la creada en 1873 por Matías Lacasa, marido de Juana Nessi y Arrola, la tía de los Baroja.

En resumen, la empresa que hoy mantiene la fama desde entonces bajo el nombre de Viena Capellanes.

Solo tres años después, cuando el oficial encargado abandona la firma y Manuel tiene quince de edad, lo eligen para sustituirlo, lo cual nos habla a las claras de la predisposición natural del chico para la administración, el orden y el trabajo.

Cuatro años en ese cargo lo separan de los 19, o sea, del llamamiento a filas dentro de la Infantería de Marina. Alguien se tuvo que mover en las altas esferas para que Manuel siguiese más cerca de la tahona que de los fusiles.

Es regente de los Baroja hasta el año 1910, cuando Viena Capellanes es tienda y horno únicos de la calle Preciados. En ese momento se hace con la propiedad de la firma, porque los Baroja, de negocios, como que no.

En los nueve años siguientes multiplica por esa cifra los locales: Arenal, 30; Genova, 25; Mendizábal, 34; Preciados, 19; San Bernardo, 88; Marqués de Urquijo, 19; Toledo, 66; Alarcón, 11 y Martín de los Heros, 33, con una plantilla de 264 operarios.

La flotilla de vehículos también empieza a ser importante: dos coches de mulas y dos automóviles. 
En 1916, muere en Miranda Manuela Fernández de Lence, madre de Manuel, y en 1917, su hermano Francisco.

Es entonces cuando Lence lleva a cabo una campaña de promoción que será un éxito. Regala entre sus clientes cartillas de 5 pesetas del Ahorro Postal por cada cien de tickets. Al final ha entregado  2.509 cartillas que le suponen un gasto de 12.500 pesetas, y ha ingresado un cuarto de millón.

Además, la Caja Postal le concede la medalla de plata de la entidad por fomentar el ahorro, y por si fuera poco, se habla de Viena Capellanes en toda España. Tres años después, las cartillas repartidas llegan a 15.000, así que hagan ustedes los números.

Si de Pío Baroja se decía que era hombre de mucha miga, por su literatura y por la panadería; de Lence se destaca su lucha contra el caciquismo y sus ayudas a la educación en Miranda, donde obtiene permiso para levantar una escuela.

Viena Capellanes permanece desde entonces vinculada a la familia Lence. Primero en manos de Antonio y Ricardo Lence Mora, sobrinos de nuestro personaje de hoy, y en la actualidad, por Antonio Lence y el resto de sobrinos nietos de aquel hombre que salió a pie de Mirada dispuesto a coronar el éxito. 

Curiosamente, hay un dicho referido a la parroquia donde nace que afirma: “Se vas a Miranda, leva o pan na manga, e un coitelo pra cortalo”. 
 

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