Llevaban tiempo preparando el encuentro. Se sentían amigos sin haberse visto y estaban ansiosos por hablarse. Cuando estuvieron frente a frente, los ojos no eran suficientes para satisfacer la curiosidad, pero las sonrisas rompieron el silencio y el resto fue jugar y cantar.
Los protagonistas de la historia tienen entre 5 y 100 años y se encontraron ayer en el centro de día del Corgo, donde cerca de 40 mayores acuden