Alumnos de María Auxiliadora crean una audioguía de Lugo en QR

Escolares de 1º de Eso editaron datos de 45 lugares emblemáticos y la asociación Lugo Monumental quiere ponerlos en sus locales

Participantes en el proyecto de elaboración de una audioguía de Lugo con códigos QR. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Participantes en el proyecto de elaboración de una audioguía de Lugo con códigos QR. VICTORIA RODRÍGUEZ

LUGO. Algunos de los lugares más emblemáticos de Lugo forman parte de una audioguía que acaban de completar los alumnos de primero de Eso del colegio María Auxiliadora y que permite obtener información oral acerca de ellos a través de códigos QR, una especie de diagrama que, a través de una aplicación del móvil, enlaza con los datos que se buscan. La experiencia parte de la asignatura de Oratoria, que imparte la profesora Begoña Rodríguez, y el resultado fue presentado ayer ante la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, y la jefa territorial de Educación, Carmen Gueimunde. También asistió el presidente de Lugo Monumental, Luis Latorre, que propuso al colegio la colaboración del colectivo para divulgar esta iniciativa, de modo que los hosteleros del centro coloquen en su local alguno de los lugares codificados, el código correspondiente y el nombre del autor.

El proyecto surgió cuando la profesora Begoña Rodríguez preguntó a sus alumnos qué podían hacer para trabajar la oralidad. En una tormenta de ideas salieron varias propuestas, pero se impuso la de realizar una audioguía de la ciudad. Para llevarlo a cabo, explicó la docente, se utilizó un enfoque colaborativo, un método que permite mucho espacio a la atención a la diversidad porque «ayuda a la cohesión, a la unión y a que los que non van al mismo ritmo se sientan incluidos y vean que se parte del trabajo también cuenta», explicó.

Así, se dividieron en equipos, aunque todos tuvieron que investigar sobre distintos sitios de Lugo, desde museos y monumentos a a parques, centros deportivos o servicios universitarios, entre otras muchas cosas. A partir de ahí realizaron una amplia labor de documentaron, desde entrevistas a la utilización de ordenadores del programa Abalar para buscar información en internet. Así avanzaron: investigando, redactando y puliendo hasta llegar a un resultado óptimo con la ayuda de la profesora.

«Fue complicado», resumía ayer la alumna Ana Fernández, «hubo que sacrificar horas, incluso del recreo, pero valió la pena», explicaba. Uno de los lugares que le tocó hacer a ella fue la Biblioteca Intercentros, de la que apenas encontraba información, aunque al final lo consiguió «con ayuda de la profesora».

Su compañero Pablo Iglesias también se topó con un escollo parecido cuando realizó la parte correspondiente a la iglesia de San Francisco Javier, pero encontró una salida. «No encontraba nada de la iglesia y cogí más información sobre el santo», cuenta resuelto.

Cuando los textos estuvieron listos, hubo que grabarlos, un trabajo que realizaron en el salón de actos, por ser el lugar mejor insonorizado del centro, durante los recreos. Ellos mismos propusieron incluir piezas de música para que sirvieran de fondo de los textos grabados. Con la colaboración de otros alumnos de cursos superiores llegaron a tener grabaciones de piano, gaita y saxofón que escogieron para sus montajes. Finalmente, solo quedó general los códigos QR, que ahora permiten escuchar la historia de un trocito de la ciudad por boca de estos escolares.

Begoña Rodríguez pidió que definieran lo que les había parecido el proyecto y «las palabras que más se repitieron fueron innovación, compañerismo, enseñanza, cultura y raíces». La docente también dedicó a sus alumnos un pequeño texto final en el que les agradeció haber compartido este proyecto. «Sois personas maravillosas», les dijo.

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