Opinión

El alma social del Gobierno

El ingreso Mínimo Vital (IMV) garantiza que 850.000 familias -16.000 en Galicia- pobres perciban una ayuda para cubrir sus necesidades básicas. Son 2,3 millones de personas que hay que atender por razones humanitarias. Es de justicia. Pero las circunstancias que concurrieron en el nacimiento de esta renta mínima merecen unas anotaciones. 

Una. Escuchando a los ministros, parece que este Gobierno es el inventor de las ayudas sociales. Es verdad que no existía una «renta social estatal», pero hace 30 años que las Autonomías vienen ayudando a los ciudadanos más vulnerables con prestaciones y subsidios. Galicia tiene la Renta Básica de Inclusión Social (Risga) y otras diez líneas de ayuda a los más desfavorecidos

Dos. Pese a tan larga experiencia autonómica, el Gobierno crea esta nueva figura del IMV que implica una gran carga administrativa por su complejidad. ¿Por qué no acordó con las Comunidades la transferencia de los 3.000 millones de euros para complementar sus Rentas de Inclusión que llevan años gestionando con acierto? Tampoco es normal que el Gobierno transfiera la gestión de esta renta a País Vasco, Navarra y Cataluña y no haga lo mismo con Galicia y demás autonomías, que tienen la misma capacidad para gestionarla. 

La renta mínima va a ser utilizada como el Per que engrasó largos años al socialismo andaluz y ahora garantizará un buen saco de votos

Tres. El IMV responde al «alma social» del Gobierno que Sánchez e Iglesias capitalizaron a la carrera. ¿Y dónde está su «alma económica» que se ocupe de impulsar la generación de riqueza y empleo, que es el sustento de esta prestación multimillonaria y el mejor escudo social para salir de la crisis? Por cierto, presidente y «copresidente» no dijeron una palabra sobre el drama de los trabajadores de Nissan y los despidos de Alcoa que era actualidad el mismo día. 

Cuatro. «Piensa mal y acertarás», aconseja un dicho castizo. La creación «exprés» del IMV como ayuda estructural -viene para quedarse-, y no coyuntural -asociada a la pandemia-, seguro que desincentivará la búsqueda de empleo y acrecentará la economía sumergida en línea con la picaresca española, que comentaré otro día. 

Cinco. Y será un instrumento de clientelismo político a beneficio de los partidos del Gobierno. Den por hecho que PSOE y Podemos ya tienen dos mensajes dirigidos a pensionistas y beneficiarios del IMV para la campaña electoral en la que Sánchez e Iglesias dirán al unísono: «¡Cuidado! Si viene la derecha os va a rebajar las pensiones y a quitar el IMV». La renta mínima va a ser utilizada como el Per que engrasó largos años al socialismo andaluz y ahora garantizará un buen saco de votos a los partidos coaligados. Al tiempo.

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