Blog | El Ojo Público

Alma mater

Enclaustradas en un apartamento de Damasco, con los bombardeos como sonido de fondo, tres mujeres de la misma familia luchan por sobrevivir

TODO OCURRE en un apartamento de Damasco. Mientras se escuchan bombardeos ocasionales y disparos de francotiradores, una familia se refugia en su propia casa, con el agua racionada y dos maderos asegurando la puerta de entrada. La dueña parece que pertenecía a lo que antes era clase media acomodada, pero ahora es una superviviente sin más. Trata de mantener una disciplina en los turnos de aseo, comida y, en caso de peligro, encierro en la cocina. Pero no es fácil.

Una bomba en el salón del piso de arriba hizo que los vecinos del quinto, una pareja jóven con un bebé, se hayan tenido que mudar a una de las habitaciones de las hijas adolescentes. Cada pocas horas, alguien llama a la puerta y todos deben correr a la cocina.
 

'Alma mater' es claustrofóbica y opresiva

Alma Mater es claustrofóbica y opresiva. Se desarrolla en un único espacio cerrado y en una unidad temporal de veinticuatro horas. No hace mucha falta describir el terror al que se exponen si abandonan el refugio, pero a primera hora de la mañana ya vemos, gracias a que el abuelo se echa un cigarro en la ventana, la puntería de los francotiradores apostados en los edificios de al lado.

 

De lo que sí somos testigos todo el rato es de la defensa de la inviolabilidad del domicilio. Nadie puede entrar. Y más importante aún. Nadie debe salir.

El belga Philippe Van Leeuw dirige y firma una película de cámara cuyo tema no es, exactamente, la Guerra de Siria, sino el comportamiento de las víctimas civiles en cualquier conflicto bélico.

En una de las primeras escenas, la pareja de padres primerizos prepara las maletas y los pasaportes para huir del país. Se sienten humillados por tener que abandonar su ciudad y su comunidad, pero saben que prolongar la agonía en un un barrio en ruinas es la peor opción posible. 

La película sitúa el punto de vista en las mujeres de la casa

Alma mater sitúa el punto de vista en las mujeres de la casa. La matriarca (Hiam Abbass) jura que nadie le va a obligar a salir del hogar, y retuerce su código ético para mantener el orden dentro del grupo.

La asistenta (Juliette Navis) es cómplice de la matriarca a su pesar y mantiene el estatus servil anterior a la guerra. Por último, la joven madre primeriza (Diamand Bou Abboud) es capaz de cualquier cosa con tal de proteger la integridad del bebé y de la familia. 

Van Leeuw se salta sus propias normas de espacio y de número de personajes con dos decisiones discutibles en lo formal, pero definitivas en lo narrativo. Alma Mater es una película intensa que, posiblemente, habría potenciado su discurso si se hubiese ceñido a la premisa inicial.

Comentarios