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Algo más que un jugador de baloncesto

Salva Arco, del Breogán, entra a canasta en la Copa Princesa. J. VÁZQUEZ
photo_camera Salva Arco, del Breogán, entra a canasta en la Copa Princesa. J. VÁZQUEZ

PUES ME dispongo a escribir este artículo justo después de la derrota que acabamos de sufrir en un mal partido frente al Manresa. Como dato positivo saco el orgullo que mostró el equipo en el último cuarto y que, junto al vértigo del equipo local al ver que podían conseguirlo, logramos mantener un average que durante muchos minutos vimos peligrar.

Pero hoy quería hablar de otro tema y es que desde que Paco Basanta me propuso hacer estos artículos en los que pudiera hablar de temas relacionados con el Breogán, siempre estuvo en mi cabeza la idea de escribir algo sobre un jugador de nuestro equipo que en tan solo dos años se ha ganado el cariño y el respeto de toda la afición. No es otro que el gran Salvador Arco Frías.

Durante años tuvimos que padecerlo en contra, incluso hasta en dos ocasiones nos privó de conseguir el ascenso a la ACB. La primera vez cuando militaba en las filas del Bruesa en aquella Final Four de Cáceres y la segunda, más reciente e incluso dolorosa, en aquel cuarto partido del play off final contra el Ourense, cuando con dos triples casi consecutivos metió a su equipo en el partido con el resultado que todos conocemos.

Ahora tenemos la suerte de disfrutarlo en nuestras filas. Salva no solo destaca por su tremenda calidad, eso ya lo sabíamos todos, además es un líder tanto dentro como fuera de la pista, algo que bajo mi punto de vista nos faltó durante estos últimos años. Ejerce de capitán con el resto de sus compañeros. Quien baje a los entrenamientos le puede ver dando ánimos y corrigiendo, sobre todo, a los jugadores mas jóvenes como si fuera un miembro del cuerpo técnico más.

Y que vamos a decir de él como persona, pues lo podemos ver después de cada partido que el equipo juega en casa. Es él quien reúne al resto del equipo para que se mantenga en pista el tiempo que haga falta haciendo las delicias de los más pequeños y no tan pequeños que, partido tras partido, bajan a la pista a hacerse fotos o conseguir la firma de sus ídolos, siempre con buena cara, con una sonrisa aunque el resultado del partido no haya sido favorable y dando las gracias a todo el mundo por apoyar al equipo. ¿Y el Salva que vemos fuera de la pista? Pues aún es más grande que el que vemos dentro de ella, lo podemos ver multitud de veces por la calle charlando con cualquiera que lo pare como si fuera un amigo de toda la vida . Por si esto fuera poco, Salva demuestra su calidad humana abanderando un movimiento de ayuda a una niña que padece una de esas llamadas enfermedades raras y, por medio de la venta de unas pulseras, poder conseguir el dinero para su tratamiento, y todo ello sin la publicidad mediática de la que sí disponen jugadores de otros deporte.

Reconozco que este jugador siempre fue mi debilidad y que verano tras verano soñaba verlo con la celeste, pero después de conocerlo en persona, para mí, como seguidor breoganista, me llena de orgullo que Salva sea nuestro capitán y que ayude a engrandecer la imagen del club por toda España. Por eso, para mí pase lo que pase, Salva pasará a formar parte de la historia breoganista como algo más que un jugador de baloncesto.

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