Opinión

Adornos de más

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photo_camera Christopher McCandless
CHIRSTOPHER MCCANDLESS murió a los 24 años. Con 23, después de una vida más o menos normal, se lanzó al mundo con lo mínimo. Donó sus  ahorros a la caridad y vagó por Estados Unidos sin pensar en el día siguiente. En abril de 1992 llegó a Alaska y se adentró en el parque Denali sin mapas, sin comida, sin conocimientos de supervivencia... Duró 113 días. Cuando encontraron su cadáver llevaba dos semanas muerto. Pesaba  unos 30 kilos. Un guardabosques de la zona llamado Peter Christian cree que McCandless fue un estúpido por no llevar un mapa y por no preocuparse de cómo es la vida salvaje en Alaska. El lugar en el que perdió la vida, su campamento base, era un viejo autobús abandonado que  estaba sólo a 30 kilómetros de la carretera. La historia de McCandless se conoce porque la contó en un libro Jon Krakauer —lo cierto es que con más lírica de la que le estoy poniendo yo—. El desdichado joven se convirtió en una especie de héroe del anticapitalismo, un nuevo hippie... una de esas figuras que se admiran desde el sofá, con un mando en la mano y la calefacción a 19 grados. Una pareja de recién casados bielorrusos se levantó hace poco del  sofá y cruzó medio mundo para encontrar el autobús de McCandless. De camino, la mujer murió ahogada en el río Teklanika. Creo que si en vez de a Krakauer hubiese leído al guardabosques Peter Christian hoy estaría viva. Hay que tener cuidado con lo que se lee porque puede llevar adornos de  más. Como este artículo mismo.