Adiós al pintor lugués Vázquez Cereijo

Incansable viajero, recibió el Nacional de Grabado y fue reconocido internacionalmente
Vázquez Cereijo
photo_camera Vázquez Cereijo

El pintor lucense José Vázquez Cereijo falleció este martes por la mañana en Lugo, aquejado de dolencias cardiovasculares. La salud del artista había empeorado desde enero de este año, según explicó su viuda, Anne Nikitik, quien comentó, emocionada, que a pesar de ello "nunca dejó de pintar, ni un solo día".

Las obras de Cereijo son reconocidas en medio mundo. Jorge Espiral, gerente de la Galería La Catedral, habló de su admiración por él, pues "era uno de los grandes que quedaban en Lugo y Galicia. A diferencia de otros de su generación, no recurría a temas costumbristas, sino que le daba a sus obras un aire europeísta y renovado".

Aunque pasó por varias etapas pictóricas, el hecho de viajar continuamente por Europa influyó en su estilo. "Como pintor y como persona lo apreciaba. Tocaba un neocubismo muy interesante y partía muchos planos", dijo el propietario de la sala.

La Catedral sirve de punto de encuentro entre artistas: "En los últimos tiempos acudía a mi galería. Solía ser por las tardes y hablábamos. Su forma de vivir, su mente abierta al mundo, hacían de él un artista polifacético. Entre otras ocupaciones, escribía poesía, ilustraba libros y hacía grabados excelentes", lamentó.

Vázquez Cereijo fue un hombre inquieto que, entre otros reconocimientos, recibió el premio Nacional de Grabado en 1997. También cultivó el cine, la escenografía y la música. Aunque pasó más de la mitad de su vida en Madrid, era natural de Lugo y quiso regresar a su ciudad natal. Se desconoce la fecha de su nacimiento, ya que como explica su viuda, "quiso llevar ese secreto consigo".

En los años 50 estudió en Maristas. En esa época juvenil entró en contacto con literatos de la talla de Manuel María o Uxío Novoneyra y frecuentó las tertulias del poeta Luis Pimentel, quien además era su tío. En 1959 obtuvo una plaza como aparejajador del Ayuntamiento de Madrid y se instaló en la capital. Allí desarrolló su talento y ejerció de profesor de dibujo en la Escuela Madrileña hasta los 70.

Su primera exposición fue en la galería Gultar, en 1969. Dos años más tarde exhibió sus cuadros en la galería Toisón, haciendo las delicias de la crítica. A partir de ese momento comenzó a concurrir salas de prestigio nacionales e internacionales.

"Es bastante significativo que cuando inauguré la galería Clérigos hace 20 años pensara en él", dijo Luis García Boente, propietario del local ahora ya cerrado. "Por otro lado, en enero de este año, cuando finalmente clausuré la sala, también quise que las pinturas de Vázquez estuviesen allí cerrando el ciclo", añadió. "Siento su fallecimiento. Se queda un vacío grande en la vida artística de esta ciudad".

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