Aceptan dos años de prisión por asaltar la casa de unos octogenarios

Una pareja, él con pasamontañas y ella con peluca, golpeó hace ocho años a un matrimonio de Cospeito mientras sus dos cómplices vigilaban fuera. El botín ascendió a tan solo 9 euros
Edificio de los juzgados de Lugo. SEBAS SENANDE
photo_camera Edificio de los juzgados de Lugo. SEBAS SENANDE.

Un matrimonio de octogenarios de Cospeito vivía hace ocho años una pesadilla cuando una pareja, él con pasamontañas y ella con peluca, se colaban en su casa y les agredían para que les entregase sus ahorros. Mientras, sus dos cómplices, dos mujeres, realizaban labores de vigilancia dentro de un coche que estaba aparcado en el exterior del inmueble. El botín de ese asalto ascendió a tan solo 9 euros.

Tres de esos cuatro asaltantes se sentaban ayer, ocho años después, en el banquillo de los acusados del juzgado de lo Penal número 1 de Lugo. El cuarto, una mujer, se encuentra en paradero desconocido.

Cada uno de los tres acusados aceptó una pena de dos años de prisión por un delito de robo en casa habitada con violencia e intimidación.

El ministerio fiscal solicitaba en principio una condena de cinco años de prisión para cada uno, pero la redujo a esos dos años al aplicar dilaciones indebidas por el tiempo pasado desde que cometieron el asalto. Esa atenuante compensó la agravante de disfraz que les atribuye.

Además, el ministerio público retiró las dos faltas de lesiones que les imputaba a cada uno porque esta calificación fue despenalizada con la reforma del código.

Este robo tuvo lugar en la noche del 12 de julio de 2012 en una vivienda de Cospeito. Cuando la propietaria abrió la puerta, la asaltante se abalanzó sobre ella y la tiró al suelo. Entonces su compañero aprovechó para acceder a la casa y se fue a por el dueño. Le golpeó repetidamente en diversas partes del cuerpo, mientras que le amenazaba con matarle si no se callaba. Esa situación, según la describió el fiscal, le causó "el consiguiente estado de angustia y desasosiego".

RODILLO DE COCINA. La asaltante se sentó encima de la anciana para neutralizarla e incluso llegó a taparle la boca con un rodillo de cocina, mientras profería también contra ella amenazas de muerte para amedrantarla.

Como el matrimonio de octogenarios estaba atenazado por el miedo, el ladrón comenzó a registrar las estancias de la vivienda buscando dinero en metálico. Solo halló un monedero que contenía 9 euros y diversa documentación personal, entre la que se encontraba las tarjetas sanitarias de sus víctimas.

Los acusados abandonaron apresuradamente la vivienda para huir en el vehículo en el que les esperaban sus cómplices.