Acepta 12 años de cárcel el hombre que secuestró a un taxista lucense a punta de pistola

El hombre, de 29 años, fue juzgado en Oviedo. También se le acusa de detener ilegalmente a otros taxistas en Santiago, Asturias y León

Taxi. EP
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El acusado de amenazar con una pistola y detener ilegalmente a cuatro taxistas, dos de ellos en Galicia, para sustraerles la recaudación ha reconocido este jueves los hechos y ha aceptado una pena de doce años de cárcel.

El acusado, de 29 años, ha aceptado esta pena de prisión por tres delitos de robo con intimidación con uso de armas; tres de detención ilegal; dos de tenencia de armas, una reglamentada sin licencia y otra prohibida; uno de coacción y otro de apropiación indebida.

Inicialmente, el Ministerio Fisca pedía una condena de 24 años de cárcel de cara a la vista oral que estaba señalada para este jueves. Sin embargo, el artículo 76 del Código Penal señala que "el máximo de cumplimiento de la condena del culpable no puede exceder del triple del tiempo por el que se le imponga la más grave de las penas", que en este caso es de 4 años por el delito de detención ilegal.

Por este motivo, la defensa de A.B.G. ha conseguido llegar a un acuerdo con la Fiscalía para reducir la condena a 12 años, así como para modificar el delito de robo con fuerza, que pasa a apropiación indebida, y eliminar el concurso ideal entre los delitos de robo con intimidación y detención ilegal.

En el turno de última palabra, el acusado ha pedido perdón a los taxistas afectados por lo que les ha hecho pasar, y ha declarado que acatará "la condena que decida el tribunal" y que intentará cambiar. Acerca del motivo por el que actuó de esta manera, ha explicado que fue una época en la que estaba "muy metido en el mundo de las drogas", y ha reconocido que lo que hizo "no es propio de alguien que está bien".

El escrito del Ministerio Fiscal relata que el acusado, de 29 años, sobre las 20.45 horas del día 26 de marzo de 2017, se dirigió a un taxi estacionado en la parada de la calle Alonso Quintanilla, de Oviedo, y contrató al taxista para que le trasladase al Aeropuerto de Asturias.

Durante el trayecto por la autopista A-66, el acusado apoyó en la cabeza del taxista una pistola y le ordenó dirigirse a algún pueblo que apenas tuviera habitantes, por lo que se dirigió a Soto de Luiña, donde detuvo el taxi en un lugar apartado y se tuvo que introducir en el maletero.

Acto seguido, el acusado cambió de opinión y le conminó a volver a ponerse al volante del turismo y dirigirse a Avilés, donde, en la rotonda de San Agustín, le exigió la entrega de todo el dinero que llevase, obteniendo así del taxista la cantidad de 370 euros.

Finalmente, según el ministerio público, el acusado ordenó al taxista que detuviese la marcha en la calle Fernández Balsera, abandonando apresuradamente el lugar, no sin antes indicarle que no le mirase pues, en caso contrario "le pegaría un tiro".

EN SANTIAGO Y LUGO. Tres días después, en Santiago de Compostela, el acusado contactó con otro taxista para que le llevase a la estación de autobuses y al llegar al destino, colocó una pistola en el costado de la víctima y le ordenó que le trasladase a Carballo, pero el taxista se quedó paralizado, por lo que el acusado abandonó el taxi rápidamente y sin apropiarse de efecto alguno.

El 31 de marzo, sobre las 22:10 horas, el acusado se dirigió a la Plaza Roja, de Santiago de Compostela, y pidió al taxista que le llevase a O Carballiño, le colocó una pistola en el cuello y le dijo que siguiera conduciendo.

El fiscal mantiene que, a continuación, le obligó a parar en un lugar apartado y le requirió la entrega de dos teléfonos móviles, una tablet y 125 euros y, de vuelta a O Carballiño, donde abandonó el turismo, tras dirigirse al taxista le dijo: "No se lo comente a nadie por su bien, si no, esta pistola la va a probar usted".

El 2 de abril 2017, al parecer, volvió a actuar en Lugo y cuando el taxista se dirigía a A Coruña, le apuntó con una pistola en el cuello y le pidió que condujera dirección Guitiriz, pero al llegar a una estación de servicio, la víctima frenó el vehículo para pedir ayuda, momento en el que el acusado salió del vehículo corriendo.

Dos días después, el acusado se dirigió a las instalaciones del Parque Infantil de Tráfico, en León, y accedió a su interior, cogiendo un lápiz de memoria USB con información referente al parque que un agente de la Policía Local de León tenía en su despacho.

El acusado fue detenido el 20 de abril de 2017 en la calle Mieres, de Gijón, en posesión de una pistola accionada por gas comprimido con 10 perdigones en su interior, y una pistola de descarga eléctrica Tasser de 12.000 kilovatios de voltaje. 

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