Las acacias campan a sus anchas en las riberas de los ríos al no poderse talar

Las especies invasoras son un grave problema en cauces que Medio Ambiente quiere mejorar
Acacias en la orilla del Landro.D.V.
photo_camera Acacias en la orilla del Landro.D.V.
Las administraciones temen a los incendios y, más recientemente, a que los árboles caídos agraven las consecuencias de las riadas. Mientras tanto, las orillas de los ríos que se quieren proteger se llenan de acacias. Son márgenes que semejan intocables pero ni los ribereños confían en que por fin cambie la política medioambiental que está dejando esas zonas sin limpiar y como paraíso de especies invasoras. ¿En qué se va a consistir la restauración de ríos que la Xunta pretende abordar con un fondo millonario de la UE?

La regeneración de los márgenes fluviales en ríos como el Ulla, Landro, Eo y Sor es uno de los objetivos que la Consellería de Medio Ambiente divulgó esta semana al calor de los fondos de recuperación europea para el cual "se diseñó el llamado Proyecto Mil Ríos, que cuenta con un presupuesto de 31,3 millones de euros y tiene como objetivo la recuperación de los humedales y cauces de Galicia a través de la restauración de más de 300 kilómetros de ríos gallegos y la mejora de las poblaciones de pescados de los canales fluviales". El capítulo de la erradicación de especies invasoras aparece aparte, más ligado a los parques naturales o a las vías de comunicación cantábricas pero son las mimosas y acacias blancas las que se están apoderando de las riberas de ríos, arroyos y carreteras comarcales.

Sentados tranquilamente alrededor de O Avó, en el eucaliptal de Chavín, los visitantes pueden contemplar al otro lado del Landro una gran corta de eucaliptos hasta la misma ribera donde lo único que queda junto al río son acacias. Un experto del sector forestal lo explica: "Só deixan cortar o de crecemento rápido pero non as especies que medran lento, pero a realidade é que a miúdo nesas zonas limítrofes apenas quedan outras árbores que as acacias e aí non deixan limpar".

En el mejor de los casos, habría alisos que padecen el ataque del hongo que termina por desplomarlos sobre los cauces pero las especies autóctonas apenas sobreviven frente a la expansión de las acacias. Si acaso el laurel pero, río abajo en el Landro, la hierba de la pampa también se hace fuerte.

En las riberas del Sor, incluso sendas fluviales han quedado cortadas por los "entullos" de los restos de cortas de eucalipto, ladera abajo. Las acacias se enseñorean con el paisaje y las instalaciones de recuperación piscícola están en desuso desde hace tiempo.

En el caso del Xunco, los lodos, las mimosas y los retoños de eucalipto glóbulus afectan a varios tramos del cauce. Los tapones por árboles caídos son una constante en el cauce del Ouro, constituyendo barreras hidrológicas al igual que en el Eo (la pasada temporada se cerró con tan solo 28 salmones pescados) y las acacias en el cauce bajo del Masma degradan el río. "Son plantas moi aromáticas e vistosas pero non se lle deu importancia á súa invasión e agora nos ríos doblan en problemas aos eucaliptos e outras árbores", dice un pescador experto que, recuerda "as troitas tamén necesitan luz".

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