Blog | Permanezcan borrachos

Absolutamente inútil

Caja de medicamentos en una farmacia. AEP
photo_camera Distintos medicamentos nunha farmacia. AEP

FUISTE DURANTE MUCHO tiempo el inútil de la familia, o de la casa? Enhorabuena. Yo también. Recuerdo que la sospecha de inutilidad se vio reforzada el día que decidí estudiar una carrera sin futuro, o eso se decía. Al acabar comprobé que, en efecto, no tenía demasiado. Llevaba, todo hay que decirlo, veinticinco siglos así, sin futuro. No sé por qué un día dejas de ser el inútil. Da pena caer del pedestal. Quién sabe, a lo mejor seguiste siéndolo y simplemente nadie te lo decía ya a la cara. La gente también se cansa de insultar. O quizá ser inútil empezó a estar mejor visto. Ojalá fuese eso. En la utilidad hay algo de alienante, y también de vida equivocada, de error de principiante.

Resulta descorazonador que haya que hacer las cosas para que produzcan continuamente un efecto valioso, o sensación de sentido. Qué horror. Personalmente, la falta de sentido me pone como una moto. Algunas noches, cuando me preguntan qué hice en todo el día, por hablar de algo, no me avergüenza responder con la pura verdad: "Casi nada. O nada". Siento como si asentase un golpe durísimo a los utilitaristas, y de paso al capitalismo. A veces la nada es solo aparente. Por ejemplo, abres un documento nuevo de Word, escribes la fecha, dos o tres frases buenísimas, propias de un genio, las borras, porque en realidad no son tan buenas, y cuando dos horas más tarde, al cerrar el documento, el ordenador te pregunta si quiere guardar los cambios, dices que sí y experimentas que fue una gran mañana. ¿Fue una mañana útil? Claro que no, pero fue una gran mañana, aun así. 

En este contexto, hace algunas semanas me produjo cierta satisfacción leer que muchos medicamentos, a la venta en farmacias, no curan en absoluto, y no por ello dejan de recetarse. En mis grupos de WhatsApp hay gente que todavía no se curó del asombro, pobre. Eso aún da más satisfacción. Tanta como fantasear con que los farmacéuticos se lo inventan todo. Digamos que esos famosos medicamentos, no del todo útiles, aparentan hacer algo por tu tos, el herpes labial, tu dolor de cabeza, tus mocos, el picor de garganta, tu acné o tu estreñimiento. Baste decir que, en el caso de los antitusivos, habitualmente no son más eficaces que un vaso de agua.

En el fondo, hay un patrón común entre el comportamiento de estos medicamentos y esas frases que pones en el Word, y que al principio parecen soberbias, capaces durante quince minutos de hacerte sentir que eres un mago, y que pasado ese tiempo borras pues solo son ridículas. El patrón es la ficción. La vida se vuelve insoportable sin ella. Todos las necesitamos en pequeñas dosis. De lo contrario sospechas que te vas a pique.

El patrón es la ficción. La vida se vuelve insoportable sin ella, todos las necesitamos

Es una pena que nuestra cultura no valore mejor el acto de permanecer tranquilo, bastante cómodo, haciendo cosas completamente inútiles. Nos sigue pareciendo feísimo, casi vergonzoso, no hacer nada. Deberíamos madurar. No siempre es necesario avanzar, ni obtener resultados. Algunas cosas te atraen porque hacerlas te parece divertido, o rebosante de belleza. No reparas demasiado en cómo acabarán, o en cómo acabarás tú.

Algunas acciones, o creaciones, hacen recaer su fuerza en el simbolismo, no en el rendimiento. En 2001, el escultor estadounidense Richard Serra irrumpió en el programa de televisión de Charlie Rose diciendo que "el arte es deliberada e intrínsecamente inútil". Por esa razón, para él, la arquitectura no podía considerarse un arte. Preguntado por su amigo Frank Ghery, se negó a definirlo como artista, al estar sometido al enfoque pragmático. "En el arte los significados son simbólicos, internos, poéticos, en última instancia inútiles, mientras que la arquitectura tiene que responder a un programa, un presupuesto, ante un cliente, y todo lo que va aparejado a la función de utilidad de un edificio", argumentó. Algunos días me gusta pensar que perder bien una mañana, o una tarde, o ambas, es un arte. Mucha gente fracasa y las aprovecha haciendo cosas de máxima utilidad.

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