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Abascal, el imperioso

El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un acto público en la plaza de toros La Cubierta. KIKO HUESCA (EFE)
photo_camera El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un acto público en la plaza de toros La Cubierta. KIKO HUESCA (EFE)

SANTIAGO ABASCAL se abre paso a codazo limpio. Llegará al Parlamento, al parecer con un amplio equipo que según algunas encuestas le puede dar las llaves del Gobierno de España. Lo hace sacando tanto pecho que un buen día necesitará un sujetador, y más centrado en lo que va a deshacer que en lo que va a hacer. De lo que quiere hacer, sabemos por ejemplo que pretende armar a todo el pueblo español y poca cosa más.

Lo que viene a deshacer es más conocido: el hombre viene a acabar con todo. Con la autonomía de Catalunya y ya puestos, con todas las demás. El tríptico que entregan como propaganda tiene once puntos, supongo que los que consideran más importantes, y ahí explican más o menos las cosas que quieren deshacer, además de las autonomías. La enseñanza en lenguas propias, el aborto, la inmigración y desde luego, la "ideología de la dictadura de género". Aparte de eso, hablan mucho de la unidad de España, seguridad, fronteras y recuperar nuestro peso en Europa.

Lo bueno que tiene Abascal es que no esconde nada y eso hay que reconocérselo. Habla de todos estos temas a gritos y mezclando siempre a los Reyes Católicos, a don Pelayo, a Hernán Cortés y a los tercios de Flandes. Le construyeron la imagen de un héroe que escudriña el horizonte mientras cabalga, siempre a la búsqueda de nuevos desafíos para mayor gloria de España. Y funciona. Su parroquia aumenta cada día y en algunas plazas de Madrid hay quien teme que Vox pueda tener mejores resultados de los pronosticados por las encuestas. Sus mensajes tan parecidos a los que distribuye la extrema derecha europea calan entre mucha gente a la que convencen de que lo que necesita España es mano dura y que la culpa de todos los males es de los inmigrantes, de las mujeres y de los separatistas.

Vio cómo arrastraba sin querer al PP a posiciones muy extremistas y el PP regalaba el centro al PSOE, lo que tampoco le viene nada mal, pues su principal adversario en los caladeros derechistas se desangra por todas partes. Así, casi sin decir nada más que cuatro mantras, ha llegado más allá de lo que había conseguido ningún líder tras la muerte de Franco.

Habla mucho del ejército, dice que quiere recuperar el servicio militar, pero cuando le tocó a él se hartó de pedir prórrogas para no hacerlo; quiere acabar con los políticos profesionales, pero él lo ha sido toda la vida; quiere suprimir los chiringuitos institucionales y políticos, pero él dirigió una fundación en la que no hizo nada y se llevó un pastón. Quiere acabar con la corrupción pero su partido fue financiado por iraníes relacionados con un grupo terrorista. Es un hombre contradictorio en todo lo que hace y dice, pero eso no importará a sus votantes. Están cabreados y en Vox encuentran un mensaje duro y radical, que por lo que se ve es algo que muchos votantes estaban esperando escuchar. Todo eso lo ha explotado con habilidad y sus expertos en redes sociales son muy eficaces transmitiendo sus mensajes, así que le irá bien. Quisiera poefe der escribir lo contrario, pero no.

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