FICHA TÉCNICA

1-1. El Real Madrid alza su undécima Champions gracias a los penaltis

Un error de Juanfran en la tanda de penaltis entrega la 'orejona' a los blancos tras un duelo llevado al extremo de sacrificio y entrega

El Real Madrid ensanchó su leyenda como el Rey de Europa con la segunda Liga de Campeones en dos años, su undécima, la más sufrida de su historia que confirma la resurrección en un año reconducido por Zinedine Zidane, con intercambio de papeles respecto a Lisboa.

El equipo blanco marcó primero, de nuevo por medio de Sergio Ramos, pero Carrasco empató en la recta final del partido y el Real Madrid inclinó la balanza de su lado con la fortuna en los penaltis tras un fallo de Juanfran.

El fútbol le debe una al Atlético. Una más. La crueldad se tiñe de rojiblanco en una final en la que nadó a contracorriente, dio todo por llevar el duelo a la prórroga y solo hincó la rodilla por un error en el lanzamiento de Juanfran en el cuarto penalti de la tanda. Un duelo llevado al extremo de sacrificio y entrega. Una final histórica que cubrió con pasión la falta de buen fútbol.

La historia es un intangible que se plasma en las finales. Respalda a un Real Madrid que comenzó con seguridad. Agarrado a su mejor imagen defensiva del curso. Sin sorpresas de Zidane y con sus cartas sobre la mesa para conquistar el título. En Modric y Kroos recaía la responsabilidad ante rivales que siempre les encimaron. Debían sacar su calidad para elaborar acciones que enganchasen con Bale, Cristiano Ronaldo y Benzema.

La crueldad se tiñe de rojiblanco en una final en la que nadó a contracorriente, dio todo por llevar el duelo a la prórroga y solo hincó la rodilla por un error de Juanfran en el cuarto penalti


Los duelos igualados se deciden por pequeños errores y en esta ocasión fueron rojiblancos de inicio. Sorprendentemente el equipo del Cholo defendió mal el balón parado y concedió dos faltas evitables en los costados que le costaron caras. La primera la sacó Oblak con una parada milagrosa. El centro cerrado de Bale fue rematado en el área chica por Casemiro. El pie izquierdo en una intervención repleta de reflejos evitó el tanto tempranero.

Al duelo le faltaba belleza, pero le sobraba intensidad. Koke dio el primer aviso con remate en semifallo y Carvajal quedaba condicionado en una final que jamás olvidará, por una amarilla a los once minutos tras una entrada dura a Griezmann y su posterior lesión muscular.

El centro de Kroos lo peinó Bale al primer palo y apareció Ramos, en un baile de agarrones con Savic, para congelar el tiempo y recuperar el papel de héroe de la Décima en una nueva final. En posición dudosa, ligeramente adelantado al rival, remachó a la red el tanto que rompía la igualada final. El destino le tenía reservado su primer gol europeo del curso para otro momento de gloria tras su campaña más irregular.

Fue un directo anímico al mentón rojiblanco. Se había ganado a pulso su regreso a la final, eliminando a los dos grandes favoritos Barcelona y Bayern, y su lema, "nunca dejas de creer", era el mejor argumento para levantarse. Físico le sobraba a los dos equipos, con dos semanas para preparar la cita y vaciarse. Era la cabeza lo que jugaba en contra del Atlético, pero se lanzó con firmeza a por la remontada fuesen cuales fuesen los sucesos en su contra.

Los del Cholo necesitaban la personalidad de Koke, que se dejó caer al centro. Impreciso de inicio en dos pases con riesgo, pero bueno el tercero para conectar con el delantero francés que chutó blando a las manos de Keylor.

El Real Madrid desapareció de San Siro. Apenas un robo de un omnipresente Casemiro le hizo correr y generar una acción mágica de Benzema, en un regate veloz, un uno dos que ni vio Godín pero evitó Oblak en el centro peligroso. El cambio de plan de ruta madridista era un error, permitió recuperar confianza al Atlético.

SEGUNDA PARTE. La fiesta del fútbol español tenía lo mejor guardado para la segunda mitad. Cuarenta y dos años de espera rojiblanca, la forma de perder en Múnich y Lisboa, le impulsaron en busca del gol. Otra vez el cambio de Carrasco, como en Múnich, varió su identidad. Salió decidido y pronto encontró la mejor oportunidad de lograrlo. Pepe cayó en la trampa de Fernando Torres, que vivía el partido de su vida. Llegó tarde y arrasó el cuerpo de 'el niño'.

El orgullo madridista le hizo buscar el triunfo, romper una dinámica negativa ante un rival que le tiene tomada la medida.


El penalti lo pidió Griezmann. Disparó con el corazón y con exceso de potencia. El travesaño repelió el esférico que botó delante de la línea de gol. Su fallo no se le fue de la cabeza en toda la final. Perdió protagonismo por más que Simeone le llamó a la banda para insistir en que su gol llegaría. Estaba Carrasco para asumirlo. El francés agudizó las dudas blancas y exhibió sus virtudes.

Sobrado de carácter, el Atlético mereció el gol. Con Gabi tirando de galones al mando peleó hasta que lo encontró. Tras un córner la tuvo Savic, Saúl chutó fuera. El Real Madrid estaba demasiado estirado, centrado en defenderse, pero con una distancia abismal entre líneas. Lo quiso corregir Zidane con un cambio extraño. No tocó la BBC, que pedía oxígeno, y retiró el campo a Kroos por Isco.

Tuvo que esperar 78 minutos Cristiano para tener su primera oportunidad. En carrera apostó por la potencia en la definición. Centrado. Sencillo para un seguro Oblak. Segundos después encontró un rechace tras lucha de Bale y a su gesto de habilidad no le acompañó el gol. La tuvo el galés que vio como la sentencia la sacaba bajo la portería la defensa rival.

Y se pasó al empate. Los errores se pagan caros en el fútbol. Perdonó y lo pagó el Real Madrid. Juanfran compensó su error del gol madridista con un centro perfecto a Carrasco, que chutó empujado por todos los atléticos que no pararon de animar perdiendo en el marcador. Del minuto 93 de Lisboa al 78 de Milán. Los miedos hicieron un viaje de ida y vuelta.

PRÓRROGA. Nacía la prórroga con dos equipos midiendo su preparación física. Con futbolistas al límite, acabando con calambres o percances musculares. El orgullo madridista le hizo buscar el triunfo, romper una dinámica negativa ante un rival que le tiene tomada la medida.

Casemiro no superó a Oblak y tiraba de individualidades con Bale y Cristiano buscando sin éxito el premio final. Siempre en saques de esquina, ambos remataron a la espalda de Pepe o Filipe. El Atlético se instaló en su terreno y ya no volvió a inquietar. Acabó pidiendo los penaltis como todos los jugadores, al final extenuados.

PENALTIS. Todo a una carta para dos eternos enemigos. La gloria a un paso, el infierno también. Marcó Lucas el primero, respondió con personalidad Griezmann en el penalti más difícil de su carrera. Marcelo ajustó su zurdazo, respondió a la escuadra Gabi. Oblak no se movía y Bale le superó por el mismo lado, su izquierdo.

Saúl respondía con toque de clase a la presión. Ramos se ganaba el premio al mejor jugador del partido y Juanfran la peor noche de su vida. Su disparo ajustado lo repelió un poste. Todo quedaba en las botas del mejor lanzador del Real Madrid. Y Cristiano dio la Undécima al Rey de Europa.

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