"Tuve que dejar el trabajo porque no podía pagar 220 euros de fármacos"

Isabel Pérez Iglesias, que superó un cáncer y un infarto, renunció a su empleo por no poder asumir un copago del 40%. Teme que se lo apliquen de nuevo si sus hijos consiguen un trabajo

Isabel Pérez Iglesias. SEBAS SENANDE
photo_camera Isabel Pérez Iglesias. SEBAS SENANDE

Isabel Pérez Iglesias y dos de sus hijos aún no independizados viven con su ayuda de la Renta de Integración Social de Galicia (Risga). Un total de 543 euros para tres personas, que permiten, además, su acceso a una larguísima lista de medicación sin abonar ningún copago. Dice que le gustaría trabajar, pero no sabe si lo puede permitir. Teme que le vuelvan a aplicar un copago del 40% como ya le ocurrió varias veces. "Tuve que dejar el trabajo porque no podía pagar más de 220 euros de medicamentos y sin la medicación no puedo vivir", explica.

Isabel, que tiene ahora 58 años, pasó en la veintena un linfoma no Hodking, cáncer que le obligó desde entonces a tratamientos y constantes revisiones. En realidad, no recibió el alta como paciente oncológica hasta hace dos años.

Trabajó casi toda su vida en la hostelería. "Cobrando siempre en negro", apunta. Su marido, que tenía reconocida una discapacidad del 99%, permanecía en casa y a él entregaba el dinero para pagar las facturas. El hombre murió en el 97 y fue entonces cuando Isabel fue consciente del tamaño de sus deudas, fruto de la ludopatía de él. "No lo sabía pero no habíamos pagado ni una factura de la contribución en nueve años, ni de la comunidad, ni de la hipoteca... Sí veía que, de vez en cuando, nos cortaban el agua o la luz, pero después siempre se arreglaba", explica.

Isabel y dos de sus hijos viven de los 543 euros de una ayuda del Risga, que le cancelan sui ellos consiguen un empleo

Como había dejado de trabajar para cuidar de él en sus últimos meses, se encontró sin empleo y muy endeudada. Solicitó la Risga y se la concedieron. "Logré pagar todos los recibos, menos los del piso", explica.

Buscó trabajo sin descanso. "Limpiaba en casas, cristales... lo que fuera", dice. Con el tiempo fue sumando enfermedades y, en la actualidad, tiene reconocida una incapacidad del 50,1% después de haber pasado, además del cáncer, un infarto de miocardio , osteoartrosis degenerativa de columna y un trastorno de ansiedad y depresión. Más recientemente, le diagnosticaron de fibromialgia, El pasado marzo consiguió un trabajo, ayudando a un hombre discapacitado, que necesita asistencia en su casa. Inicialmente tenía un contrato de 31 horas, que pasó en junio a 41. Los 227 euros que cobraba se descontaban del importe de la Risga, de forma que esos meses percibía de esa ayuda solo los 316 restantes.

Le pasó en marzo y se arregló rápidamente, pero en junio, justo al cambiar de contrato, fue a la farmacia a retirar medicación y le aplicaron un 40% de copago: 222 euros que no podía pagar. "Eran las medicinas o comer. No las retiré, pero tampoco puedo estar sin ellas, a los tres días me encuentro fatal", apunta.

Como se repitió dos veces más, en septiembre dejó un empleo "que me encantaba". Justo ese mes, su hijo consiguió un trabajo temporal por dos meses, así que durante ese tiempo le retiraron la Risga, ya que entraba otro salario en la unidad familiar. De nuevo, volvió a tener copago. Cuando su hijo regresó al paro, su situación se normalizó, pero ahora teme que se repita cuando consigan otro empleo. Ya pidió ayuda al Defensor del Pueblo y sigue reclamando que le garanticen el acceso a su medicación.

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