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Ayuntamientos, nuevos ricos

 Hacienda busca trasferir competencias de dependencia a entes locales al estar ya saneados
 

Entrada al centro de día Antonio Gandoy. AEP
photo_camera Entrada al centro de día Antonio Gandoy. AEP

LOS AYUNTAMIENTOS españoles, sobre todo los más poblados, podrían ser calificados como los nuevos ricos de la administración pública después de que las limitaciones de gasto impuestas durante los últimos siete años por la Ley de Estabilidad hayan facilitado el saneamiento de sus arcas y, como en el caso de Lugo, la liquidación de toda la deuda financiera.

Pero aunque los alcaldes tienen todavía el corsé del techo de gasto a la hora de planificar inversiones, los gobiernos locales comienzan a recuperar grandes proyectos de obra y ya no tienen complejos a la hora de tirar de chequera, ya sea para programar espectáculos o presentaciones con ágapes. Estas alegrías se las facilita el hecho de contar con recursos generados con impuestos con elevado peso recaudatorio, como pueden ser el de bienes inmuebles o el de vehículos, que en algunas ciudades ambos pueden suponer casi el 40% de la recaudación.

Y quizá este desahogo financiero que se detecta en los entes locales ha podido influir en uno de los globos sonda lanzados este verano por el Gobierno de Pedro Sánchez, en concreto el anuncio de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien dijo que se estudia reformar la llamada ley Montoro, promovida por su antecesor en el cargo, para que los ayuntamientos puedan prestar más servicios sociales.

Las competencias para desarrollar la Ley de Dependencia están ahora trasferidas a las comunidades autónomas, que debido también a sus limitaciones de gasto tienen problemas para llegar a todos los hipotéticos beneficiarios. Y como quiera que los ayuntamientos están ya asumiendo lo que definen como competencias impropias, la idea de la ministra sería aprovechar los recursos de los entes locales para reforzar la atención a las personas.

De hecho, los servicios sociales municipales son los que mejor conocen las necesidades de los ciudadanos más vulnerables a través de sus trabajadores sociales, aunque la iniciativa ya ha comenzado a generar recelos entre algunos alcaldes, que piden que la propuesta ministerial incluya también los fondos necesarios para ofrecer esa atención. Y es que en caso de no ser así se trataría de un regalo envenenado que volvería a afectar a la autonomía financiera de los ayuntamientos, ya que la atención social o la sanitaria suelen ser un pozo sin fondo.

Aun así, el llamado gasto social es algo de lo que suelen presumir los alcaldes a la hora de presentar sus presupuestos y en el caso de Lugo las últimas cuentas fueron vendidas por el gobierno local como muy comprometidas en este capítulo, destacándo los 8,5 millones de euros dedicados a bienestar social, con servicios como ayuda en el hogar, los centros de convivencia, Fogar do Transeúnte, centros de día, la Casa da Muller o la emergencia social.

La idea ministerial está lanzada, aunque a buen seguro que los alcaldes afectados pelearán porque la medida no les limite de nuevo su capacidad para inaugurar cemento o asfalto.

Obras cuestionadas
El crecimiento de una ciudad se mide por su capacidad para contar con nuevas infraestructuras, aunque ello acarree después un mantenimiento. Hace semanas el exalcalde Joaquín García Díez cuestionaba en un artículo obras levantadas en los últimos años en la ciudad precisamente por los costes que supone mantenerlas. Lo más curioso es que no tuvo réplica por parte de quienes impulsaron esa modernización de Lugo.

La grúa que nadie quiere
El contrato de la grúa municipal fue cuestionado de forma reiterada por la oposición por su coste anual, que supera el medio millón de euros. Sin embargo, la readjudicación del servicio quedó desierta pese a mantenerse el presupuesto. La razón principal de este desinterés estaría en que la nueva concesionaria tendría que hacerse cargo de la plantilla actual y, en caso de municipalizarse la grúa, asumir su posible liquidación.

Pistoletazo para Carballo
Ramón Carballo será presentado el próximo viernes como candidato del PP a la alcaldía de Lugo tras unos meses de incertidumbre desde la marcha de Jaime Castiñeira. El grupo municipal ya prepara el desembarco del alcaldable, quien pese a no tener acta de concejal tendrá mucho que decir en la estrategia de oposición de los próximos meses, aunque puede que el marcaje al gobierno siga siendo asumido por los ediles

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