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El tráfico que se espera

Lugo se adapta a los nuevos limites de velocidad mientras rediseña algunas de sus arterias
El hombre circulaba de forma irregular por la Ronda do Carmen. XESÚS PONTE
photo_camera Carril bici instalado en la Ronda do Carme, que generó polémica. XESÚS PONTE

LUGO, AL IGUAL, que el resto de poblaciones españolas, estrenaba esta semana nuevos límites en la velocidad de los vehículos con la idea de mejorar la seguridad de peatones y conductores, pero también con la vista puesta en fomentar una movilidad más sostenible y con menor contaminación a través de la promoción del transporte colectivo, la bicicleta o el ahora tan de moda monopatín eléctrico.

La medida, aunque no ha levantado muchas protestas, tampoco convence demasiado a los ciudadanos y, en el caso de Lugo, llega después de haberse implantado hace años zonas 30 en algunas arterias del tráfico como la Ronda da Muralla o la Avenida de Ramón Ferreiro, por lo que los conductores ya se han acostumbrado a circular en segunda marcha para respetar la limitación.

El Concello trataba de justificar el éxito de haberse adelantado a las medidas de la DGT cifrando en 30.000 coches al mes menos el tráfico que registró la Ronda el pasado año con respecto a 2019, contando además para este estudio solo los meses de 2020 sin restricciones por la pandemia. Y aunque esta circunvalación ya no tiene el volumen de vehículos de hace años, todavía sigue siendo el trazado más utilizado para desplazarse entre el norte y el sur de la ciudad.

Pero si la zona 30 ayudó a disuadir a los conductores lucenses de usar la Ronda, lo que de verdad dará un gran cambio para el volumen de tráfico de esta vía será la peatonalización del tramo de A Mosqueira, que dificultará más si cabe el tradicional recorrido alrededor del monumento romano.Puede que haya quien augure un caos en el tráfico una vez se corte la circulación, pero lo cierto es que el tráfico en las ciudades es como un río, de modo que cuando se pone una presa, el agua busca un recorrido nuevo por donde fluir. El problema de Lugo es que las actuales vías alternativas ya están saturadas, como es el caso de San Roque o la Ronda das Fontiñas que, eso sí, verá mejorada su seguridad y fluidez con la rotonda que se está construyendo en el cruce con la calles San Eufrasio.

Mientras, la alternativa sur que representa la Ronda do Carme ha cambiado estas semanas su configuración al perder un carril tras ser habilitado un espacio para las bicis que también generó desconcierto, por cuanto se sitúa entre la acera y la línea de aparcamiento. Al margen de los problemas de seguridad que puede generar entre los ciclistas y ocupantes de vehículos este diseño, se cuestiona la ubicación del carril ciclista por las pendientes que será necesario sortear.

El edil responsable de movilidad, Rubén Arroxo, considera que esta ronda será capaz de absorber el tráfico con un solo carril, aunque siempre se puede usar la táctica del ensayo-error y volver a la situación original como se hizo el pasado septiembre cuando se eliminó el carril peatones creado durante el confinamiento. Porque están claro que arreglar el problema de tráfico en una ciudad no es un objetivo, es una utopía.

Expectativas con el bus

El concejal de movilidad parece muy confiado en que la reordenación de las nuevas líneas de bus que se pretende aplicar antes del verano animará a los lucenses a subirse al bus y dejar el coche en casa. Las expectativas igual son demasiado optimistas, teniendo en cuenta que en Lugo no hay costumbre de usar el transporte urbano, sobre todo por la falta de frecuencias. Será necesaria una fuerte labor pedagógica.

La fatídica hora punta

El tráfico en una ciudad de las dimensiones y trazado de Lugo no es un problema grave pero, como en cualquier urbe, los atascos de hora punta son inevitables por mucha infraestructura que se levante. En Los Ángeles comprobaron hace años que la ampliación de carriles de las autopistas de entrada solo ayudó a fomentar el colapso. En Lugo las horas punta son la entrada y salida de los colegios y el fin de jornada en O Ceao.

Aparcamiento pendiente

El aparcamiento en superficie sigue siendo un problema pese a que los espacios habilitados por el gobierno local en solares que estaban sin uso contribuyó a reducir el volumen de vehículos que saturan el tráfico mientras sus conductores buscan un estacionamiento. Sin embargo, a Fontiñas sigue sin dársele una solución, aunque hace años PP y Cs propusieron crear un párking en la ladera del parque de Paxariños.

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