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¿Quién manda aquí?

El Concello de Lugo tiene una decena de puestos directivos sin ocupar y no se convocan las plazas

Un camión de bomberos de Lugo. VICTORIA RODRÍGUEZ (AEP)
photo_camera Los bomberos de Lugo siguen sin jefe. VICTORIA RODRÍGUEZ (AEP)

QUE EL PROBLEMA de la falta de personal en el Concello de Lugo es una evidencia ya nadie lo duda y la situación ha llegado a tal extremo que en estos momentos los tres principales puestos de funcionarios de la administración —interventor, tesorero y secretario— están sin cubrir por habilitados nacionales y el gobierno local ha tenido que tirar de sus propios trabajadores para salvar la situación.

Además, al haber sido movidos de sus puestos estos cargos accidentales ha provocado otro vacío en los servicios donde tienen su plaza, lo que implica que una decena de departamentos se encuentren en estos momentos descabezados sin que el gobierno local se decida a convocar las vacantes.

Además de los altos cargos ya citados, en estos momentos está pendiente el nombramiento también de otro puesto fundamental, el del jefe de bomberos, para el que ya hay un trabajador designado, aunque no tiene el rango de sargento que precisa un puesto de este tipo.

Siguen también sin cubrir las jefaturas de varios servicios desde que se jubilaran quienes las ocupaban, como ocurre con la del parque móvil, que dirigía un funcionario que tradicionalmente ejercía como chófer oficial de la Alcaldía. Tampoco se ha sacado a concurso la plaza del responsable de los servicios electromecánicos o del departamento de aguas, aunque la oposición ha manifestado en varias ocasiones que la intención del gobierno con estas áreas es "desmantelarlas", ya que la plantilla ha ido mermando en los últimos años.

El servicio de arquitectura también lleva unos dos años sin jefe, lo que está afectando en buena medida a la tramitación de proyectos, al igual que ocurre en el área de cultura, que también ha visto mermada su plantilla a pesar de que se encarga de la organización de la fiestas y de todo tipo de eventos culturales. Hasta la banda municipal lleva desde 2016 sin director, lo que ha provocado que quizá por primera vez en sus casi 150 años de historia no vaya a actuar en el San Froilán, precisamente porque no hay quien coja la batuta.

Estos son solo unos ejemplos del problema que se genera cuando no hay nadie para coordinar al personal, controlar horarios o distribuir el trabajo, algo que acaba repercutiendo en el funcionamiento general de la maquinaria municipal.

El portavoz del BNG, Rubén Arroxo, explicaba hace unos días tras un encuentro de alcaldables de su partido en Pontevedra que el gobierno nacionalista priorizó en sus primeros años de mandato al frente del Concello pontevedrés el diseño de proyectos descuidando la política de personal. Cuando se dieron cuenta de que las jubilaciones y bajas habían dejado diezmada la plantilla, priorizaron ese área y consiguieron al final que todas esas ideas pudiesen cristalizar en contratos tramitados y ejecutados. El gobierno de Lugo, enfrascado en una carrera por sacar adelante obras antes de las elecciones, tiene ese mismo problema, así que quizá debería tomar nota.

Fuentes preelectorales
La llegada de unas municipales siempre es sinónimo de obras y los alcaldes suelen incluir en sus actuaciones de última hora proyectos de humanización como monumentos o fuentes. De cara a la cita de 2019, Lara Méndez ha querido imitar a sus antecesores y va a dotar al barrio de A Piringalla de jardín con fuente artística, aunque más discreta que la última ejecutada en Fonte dos Rachos, que tiene hasta música.

Policía nada voluntaria
Los policías locales han querido echar un pulso al gobierno local al no presentarse voluntarios para hacer horas extra durante las fiestas. La alcaldesa echó mano de la legislación y ordenó por decreto los refuerzos, por lo que el asunto puede acabar en el juzgado. Los agentes tratan de presionar para que se les paguen atrasos desde 2017 y, a la vez, critican que no se hayan cubierto las plazas vacantes en los últimos años.

Competencia vecinal
​Al movimiento vecinal que en Lugo capitaliza la federación que preside Jesús Vázquez le acaba de salir un competidor en A Residencia, donde una nueva plataforma convocó una movilización para exigir que se cumplan las promesas para el viejo Xeral. Ascorelu, la asociación adscrita a la federación, se desmarcó de esa protesta pese a que el objetivo era el mismo que las concentraciones que convocó durante años.
 

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