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Enreda que algo queda

Concello y Xunta siguen empeñados en ponerse zancadillas en lugar de colaborar

EN LOS CUARENTA años que acaba de cumplir la Constitución, los lucenses han visto pasar por el Concello, la Diputación, la Xunta y el Gobierno central ejecutivos no siempre dados a practicar la lealtad institucional hasta el punto de que ni siquiera cuando coincidió que eran del mismo color llegó a haber una melodía acompasada. Ya fuese porque el ministro o el conselleiro de turno miraba para otro lado cuando se le demandaban las inversiones prometidas o por la falta de entendimiento entre los propios compañeros de partido, lo cierto es que ni los gobiernos amigos son garantía de coordinación.

En lo que va de siglo XXI, Lugo vivió un momento, entre los años 2007 y 2009, en el que todos esos gobiernos estaban encabezados por personas del mismo partido: los socialistas Rodríguez Zapatero, Pérez Touriño, Gómez Besteiro López Orozco. 

Aunque por aquel entonces el dinero público fluía sin miramientos, la presencia del BNG en dos de esos gabinetes facilitó que se mantuviese la tradicional polémica institucional. El ejemplo más llamativo fue el fallido intento del Concello por convertir en auditorio del antiguo cuartel de San Fernando debido a las reticencias de la Consellería de Cultura nacionalista con el proyecto, que acabó por tumbar un pronunciamiento en contra de la Unesco.

El gobierno local interpretó aquella postura de la Xunta como un intento de enredar, aunque solo hubo que esperar al triunfo en las urnas en 2009 del popular Alberto Núñez Feijóo para descubrir que aquella polémica institucional era peccata minuta comparado con lo que estaba por llegar. Desde entonces y hasta hoy, cada proyecto para la ciudad en el que se precisa autorización o financiación autonómica parece estar marcado por la desconfianza mutua sobre quién podría salir más beneficiado electoramente por el éxito de la iniciativa. Y solo así se entiende la retahíla de titulares que podemos sacar de la hemeroteca en los que Concello y Xunta se culpan de los retrasos en la puesta en marcha de proyectos.

Empezando por el olvidado cuartel de San Fernando, de cuya titularidad se desentienden aún hoy ambas administraciones, y continuando por tantas otras zancadillas mutuas en la construcción del nuevo puente de Paradai, la autorización para la playa fluvial y las licencias para rehabilitar edificios en A Tinería o para el proyecto de centro integral de salud de A Residencia, los lucenses han visto tantas polémicas Xunta-Concello que pensaban que ya nada les sorprendería. Pero se equivocaron. La última cabriola llega de la mano de un expediente tramitado por un gobierno del PSOE contra la actuación de un gobierno del PP por la forma en que se tapó un escudo franquista para cumplir la Ley de Memoria Histórica impulsada por los socialistas. Los populares, sin esperar audiencia, anuncian que destaparán prestos el aguilucho y quizá también las vergüenzas de dos administraciones incapaces de ponerse de acuerdo ni siquiera para cumplir la ley.

Vox, ¿el séptimo grupo?

Si la dinámica ascendente que los analistas políticos auguran a Vox la trasladamos al ámbito municipal, el partido que lidera Santiago Abascal bien podría irrumpir en el Concello lucense en mayo y fraccionar aún más una corporación con seis grupos. De momento, esta formación nacida a la extrema derecha del PP contactó con el líder de Foro Lugo, Ildefonso Saavedra, quien quiere conocer más de cerca el proyecto de Vox.

Pocas luces preelectorales

El alcalde de Vigo acabó por convertir la anécdota de la iluminación navideña en un fenómeno mediático que, ya sea como noticia o en forma de memes, ha logrado que la ciudad se llene de visitantes para ver el costoso alumbrado. Lugo es noticia sin embargo por no haber sido capaz de encender aún el alumbrado ornamental bien por imprevisión bien por falta de luces al no ver que otros regidores sí están en campaña.

El Edusi deberá esperar

El gobierno local corre el riesgo de no ver acabadas en este mandato ninguna de las obras de su programa estrella, el Edusi, que captó de la Unión Europea más de 12 millones de euros. Los retrasos que acumulan los proyectos hacen inviable que la alcaldesa pueda llegar a inaugurar algo antes de mayo. Tendrá que conformarse con presentar pequeñas, pero no por ello importantes, obras del plan de barrios.

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