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Chapuzas a domicilio

Los retrasos o los plazos ajustados para cobrar ayudas dejan obras públicas con deficiencias

O Garañón desde el aire. PONTE
photo_camera O Garañón desde el aire. PONTE

PEPE GOTERA y Otilio son dos personajes del magistral Ibáñez que representaban el santo y seña del mundo de la paleta de la España de los sesenta, cuando el rápido crecimiento de las ciudades obligó a construir a toda prisa infraestructuras públicas y viviendas con calidades ínfimas y que incluso llegaron a provocar accidentes como el hundimiento del complejo de Los Ángeles de San Rafael, con 58 muertes.

Casi medio siglo después de aquella tragedia, el país no logró sacudirse el mito de la chapuza a domicilio que satirizaba Ibáñez y en Lugo tenemos algunos casos tanto en el ámbito privado como en el público.

Si las polémicas torres de O Garañón son el más claro y caro ejemplo de cómo una promoción privada de viviendas tramitada de forma chapucera puede acabar condicionando la gestión y, seguramente, las arcas de toda una administración como el Concello, el retraso o la ejecución apresurada de determinadas obras públicas para no perder ayudas también nos deja muestras de que Pepe Gotera y Otilio bien podrían haber sido contratistas de la administración.

Aunque son las llamadas bajas temerarias que ofertan algunas empresas la causa principal de que muchos proyectos tengan que ser revisados nada más acabarse, los plazos que dan las administraciones para certificar las obras que contrata provocan que a veces los adjudicatarios trabajen a destajo o sin control de calidad para poder entregar a tiempo y no ser penalizados. Ocurrió de hecho con la obra de la sede de la Policía Local, finalizada hace seis años, pero que sufre continuamente problemas como grietas o filtraciones de agua.

En otras ocasiones, es la propia administración contratista la que apura a las empresas para no perder las ayudas de entidades como la Unión Europea, que es tan generosa a la hora de ofrecer fondos estructurales como rigurosa supervisando la inversión.

El último ejemplo de la chapuza provocada por la urgencia de los plazos fue denunciada esta semana por los vecinos de una calle de A Tinería que llevan años reclamando que sea pavimentada, aunque cuando por fin lograron ver a los obreros trabajar en la vía se dieron cuenta de que la obra les va a causar los mismos o más problemas de los que tenían. Así, un adoquinado que se colocó a toda prisa para que el Concello no perdiese la ayuda del ARRU de la zona centro, provoca ahora que el agua y la tierra que arrastran las tormentas acabe en los portales de algunas casas.

Algo similar ocurrió con algunas obras del plan Urban que, al tener comprometidos fondos europeos, hubo que ejecutar a marchas forzadas y luego fue necesario repasar, como la rehabilitación de la vieja cárcel o la reforma de la plaza de abastos.

El caso es que, ahora que Lugo vuelve a tener otra lluvia de millones con el plan Muramiñae, se corre el riesgo de volver cometer los mismos errores, porque el contador de Europa ya está corriendo y ya hay que certificar inversiones a final de año.

Menos alumnos al centro
La reserva de plazas para alumnos de infantil suele medir cada año el interés de los padres por unos y otros centros. Después de que se debatiese en los últimos meses sobre la posibilidad de crear un nuevo colegio público en el casco histórico, las solicitudes para escolarizar a niños de cara al próximo curso demuestran que baja la demanda de los padres por los ceip de la zona centro como primera opción.

Se traspasa museo
El Concello formalizó esta semana el traspaso de la gestión del Templo de Mitra a la Universidad con la inauguración del nuevo museo. El gobierno local se saca de encima un gasto de mantenimiento importante que le vendrá bien ahora que ya se están echando cuentas de lo que costará la apertura del nuevo auditorio una vez esté equipado por la Xunta y que se cifra que rondará el millón de euros al año.

Carballo el pacificador
​El PP sigue sin anunciar quién será el candidato a la alcaldía de Lugo, aunque desde la dirección del partido en Galicia parece que no se duda de que será el actual responsable de la junta local, Ramón Carballo, del que además valoran que haya sido capaz de pacificar un partido dividido a raíz de las primarias provinciales. Parece que solo resta que el interesado dé el paso, aunque ya hay quien se ha ofrecido para el puesto.

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