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Una jugada a ras de suelo

Salva Arco anima a Sulejmanovic. J.VÁZQUEZ
photo_camera Salva Arco anima a Sulejmanovic. J.VÁZQUEZ

No sé si recuerdan a Jeff Adrien, el musculado pívot que en la temporada 2009-10 defendió la camiseta del Breogán. Cuando se marchó de Lugo lo hizo con la idea rotunda de proseguir con su carrera hasta llegar a la NBA. No sé si recuerdan a Jeff Adrien, yo sí, y hubiera apostado lo que fuera a que no lograría su objetivo. Era una fuerza de la naturaleza, buen reboteador y gran defensor, pero técnicamente muy limitado.

No sé si recuerdan que Jeff Adrien jugó cinco temporadas en la NBA.

Por Lugo han pasado muchos jugadores mejores que Jeff Adrien que ni se han acercado a la NBA. Adrien llegó porque era un especialista, un jugador de esos que los entrenadores quieren en el banquillo para un momento determinado. Son necesarios y, si se complementan con los primeros espadas, los equipos tienen mucho camino recorrido. Pero hace falta algo más. Una plantilla necesita siempre del pegamento que la una, ese jugador que eleva la tensión en los entrenamientos, que se preocupa del estado de sus compañeros, que felicita al que lo hace bien, que anima al que falla, que conecta con la grada, que se para siempre a hablar con los aficionados...

El Breogán tiene suerte de contar con esa figura, que además tiene una estrella en la solapa. Es su capitán y, lo que es más importante, ejerce como tal. El equipo lo es más desde que Salva Arco regresó a las pistas en la victoria ante el Real Madrid. No fue casualidad.

Por si fuera poco, su rendimiento está siendo sobresaliente, como en el partido de ayer, en el que lideró la victoria ante el Gipuzkoa. Salva Arco lo hizo todo bien a ambos lados de la pista y se mostró letal en el lanzamiento a canasta, pero su mejor jugada la realizó a ras de suelo. Fue en el segundo cuarto. Christian Díaz entró a canasta y el aro repelió su lanzamiento, pero llegó Sulejmanovic al rescate y anotó con fuerza para delirio del Pazo. El bosnio chocó con un rival y acabó en el suelo dolorido. Como un rayo, el capitán se acercó para felicitarle por la acción.

Sulejmanovic, con tanta lesión, aún no es Sulejmanovic. Se le nota en los gestos. Le falta un empujón para llegar a su nivel. Eso es lo que buscaba Arco a ras de suelo. Recuperar otra pieza más para que el Breogán sea un poco más equipo. Nunca jugó ni jugará en la NBA. Ni falta que le hace.

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