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Los monstruos no existen

POR INTENTARLO no va a quedar. Suena a frase hecha, a diálogo terminado, a conversación que se estrella contra un muro. También a resignación. Cuando un deportista recurre al "por intentarlo no va a quedar" lo mejor es santiguarse y meter unos euros a la victoria del equipo contrario. Pues claro que hay que intentarlo; la otra alternativa es quedarse en casa jugando a la Play o cambiándose de peinado, pero todavía no ha nacido la afición que permita semejante osadía.

Es como el cansino "partido a partido" que parece tener patentado Simeone y que es tan antiguo como que las pelotas boten. Pues claro que hay que ir partido a partido. El día que algún entrenador diga que prepara un encuentro pensando en el que disputó hace quince días avísenme. Mientras se centre en el próximo rival ni me molesten, prefiero quedarme jugando a la Play.

Nadie se marcha a la cama tranquilo cuando, antes de un partido decisivo, escuchas a tu héroe decir "por intentarlo no va a quedar". Es como cuando después de confesarle a un amigo que estabas colado por una chica te soltaba aquello de "declárate, que el no ya lo tienes". ¿Y te parece poco? ¿Qué quieres, que a mayores me gane una carcajada en pleno rostro?.

Es cierto que todo lo que se diga antes de un partido vuela con el salto inicial hasta la estratosfera y se cuela por un agujero negro hasta convertirse en la nada absoluta; pero hombre, siempre se agradece un poco de épica, de honor, de bravura. Algo que te diga que los monstruos no existen.

Y de verdad que el breoganismo necesitaba un empujón después de las derrotas ante el Palencia y el Manresa. Una señal que le recordase eso mismo, que los monstruos no existen, que lo que hay detrás de la puerta son sombras, que se puede dormir a pierna suelta porque al despertar el Breogán seguirá primero.

Por eso supo a poco la contestación de Érik Quintela al tuit de un aficionado que insinuaba un favor del base lucense, ahora en las filas del Clavijo, y que este viernes se veía las caras con el Manresa. "Por intentarlo no va a quedar", dijo el amigo Érik.

Confieso que me supo a poco, pero ahora me doy cuenta de que en realidad lo que estaba haciendo era tirar una frase hecha a la estratosfera porque como profesional él sabe que esto no se gana con la boca, sino en la cancha, con la cabeza. Lección aprendida. Gracias por recordarme que los monstruos no existen.

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