En los años en la LEB Oro, que ahora parecen lejanos pero que en realidad están en la página anterior del libro, era común que, a mitad de temporada, cuando se sospechaba que el regreso a la ACB se iba a posponer al menos unos años más, se hablase de reforzar el equipo.
A la hora de buscar jugadores, uno de los mercados a los que primero se miraba era al de la ACB, al que formaban los jugadores que, por un motivo u otro, su rendimiento no alcanzaba para ser protagonistas en la Liga.
En Lugo pensábamos que la opción de convertirse en una pieza importante en el Breogán, un equipo histórico con opciones de ascenso, podía ser un imán a la hora de atraer jugadores. Pero no. Raro era el caso. Una vez que se juega bajo los focos de la ACB cuesta mucho dar el paso atrás, aunque en realidad sea para dar dos después hacia adelante. Ahí está el caso de Emir Sulejmanovic, al que le costó viajar a conocer la muralla y que ahora está a un plato de pulpo y un disfraz de romano de conseguir la nacionalidad lucense.
¿Habrá algún club de la LEB pensando en pescar en Lugo? Hasta hace poco pensaba que sí, que en el Breogán había jugadores que jugaban mirando por el retrovisor, pero un partido lo cambió todo. El triunfo ante el Real Madrid convirtió a la plantilla del equipo lucense en una plantilla de la ACB y el choque ante el Andorra, como Miami, lo confirmó. Y qué bien sabe eso. Qué bien sabe descubrir que quien te ha traído hasta aquí está capacitado para defender lo ganado. Lo siento por los amigos de la LEB Oro, pero los focos de la ACB ya no deslumbran en el Pazo.
