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El mejor jueves... de largo

Comienza una semana que parece de transición antes del comienzo del Mundial de Rusia. Pero es mejor no fiarse. El jueves pasado parecía un día destinado a estar en medio de la semana y  poco más, pero no. Vaya día. Hagamos memoria

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photo_camera LeBron James se lamenta en el primer partido de la final ante Golden State

La final de la Champions viene a marcar el punto final de la temporada futbolistica, es la excursión de fin de curso en la que se reparte el pastel más deseado. Pero este año estaba marcada en el calendario como un punto y seguido.

La gloria en juego de Kiev dejaría paso, dos semanas después, a otra que, se mire como se mire, marca el devenir el fútbol: el Mundial, un turrón que se reparte solo cada cuatro años.

El camino estaba marcado, y para descansar entre las cantadas de Karius y el arranque del Mundial, el calendario tuvo el detalle de ofrecer al aficionado dos semanas de descanso para que las rellenase con lo que más gustase, pero sin emociones fuertes. Entre un empacho de pastel y otro de turrón es mejor no castigar el estómago; alguna ensaladita, unas eliminatorias de ascenso, mucha verdura, un tranquilo final de Liga de Segunda, mucha agua, algún que otro play off de baloncesto… todo compatible con conservar la línea.

Pero todo estalló por los aires el pasado jueves, un día que parecía nacer con el único propósito de ocupar la mitad de la semana.Pero no. A tomar por saco la dieta. España se despertó mirando hacia Lugo por culpa de una exclusiva (otra) de Miguel Olarte y José Manuel Freire. Las páginas de este diario se vistieron del blanco más inmaculado para dar cabida a la historia de la jueza que ocupa su tiempo libre como pitonisa. Tanto adivinar el futuro y no fue capaz de adelantar la que se le venía encima.

Supongo que ya conocen el chiste del gran Eugenio del tipo que va por la calle y ve en un portal un anuncio de adivino. Timbra y por el telefonillo le contestan

¿Quién es?

Pues vaya mierda de adivino.

Solo había un lugar en el que la noticia ocupa un segundo plano, el Congreso de los Diputados, donde una moción de censura amenazaba con poner punto final a la trayectoria de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Su futuro estaba en manos del PNV y, cuando en Madrid estaban a punto de recurrir al tarot y a las velas negras, desde Bilbao llegaban noticias de que Pedro Sánchez, después de mucho tiempo sin entrar en las convocatorias, estaba a un paso de entrar en La Moncloa.

Pero eso no era todo. Si hay algo común en España desde que hay democracia es que, salvo con mayorías absolutas, los votos del PNV valen más que los del público en Eurovisión. Lo saben y juegan sus cartas con maestría. Serían las 12.00 del mediodía, con el país entero pendiente del móvil para conocer la decisión del PNV, cuando de repente se anuncia una rueda de prensa en Valdebebas con Zidane como protagonista ¿Anunciará en primera persona la salida del club de CR7? ¿La llegada de Neymar? Y salta la noticia: Zidane deja el Real Madrid cinco días después de ganar su tercera Champions consecutiva… La sorpresa fue tal que hasta se sospechó de si sería una exigencia del PNV para dar el sí a la moción de censura. Pero no, la razón es que no se ve en condiciones de seguir ganando, y eso en el equipo blanco es motivo para pillarse una baja. Es un club que solo sabe ganar; otros se preocupan por el estilo, los valores y hasta los adornos del árbol de navidad. El castigo del Madrid es que está obligado a ganar, no puede pararse a disfrutar del paisaje.

El día terminó con Zidane camino de su casa y Florentino pellizcándose para ver si todo era un mal sueño; la jueza del tarot en los telediarios y España pendiente de las votaciones del viernes en el Congreso de los Diputados, donde la suerte estaba echada. ¿O no? La cosa estaba muy justa para alcanzar los 176 diputados a favor de la moción. ¿Otro Tamayazo? ¿Se equivocará alguien el votar? No, todo marchó sobre lo previsto.

¿Se equivocará alguien a la hora de votar? El único que se equivocó a la hora de botar fue JR Smith

El que se equivocó al botar fue JR Smith esa madrugada en el primer partido de la final de la NBA. JR Smith, ferviente defensor del consumo de marihuana, demostró que si alguien tiene que ondear esa bandera, nadie mejor que él. Faltan cuatro segundos y su equipo, los Cleveland Cavaliers, pierden por un punto. George Hill dispone de dos tiros libres, mete el primero, falla el segundo, JR Smith se hace con el rebote y, en lugar de buscar la canasta, bota el balón hacia el centro de la pista para perder tiempo mientras sus compañeros, rivales, árbitros y público se preguntan la razón.

El despiste alcanza dimensiones históricas porque llega después de la enésima exhibición de LeBron James, que lucha en solitario contra un ejército formada por los mejores mercenarios de cada cuartel. James, que cualquier día de estos se quita la careta para que podamos descubrir el cíborg que hay debajo, estaba a punto de firmar su gran obra maestra, le faltaba muy poco para acabar su Guernica, pero llegó JR Smith y le tiró el cubo de pintura por el lienzo.

Fue el epílogo de un jueves que iba a ser uno cualquiera y que se convirtió en uno de los mejores que se recuerdan por la zona. Ni LeBron James, ni Florentino Pérez, ni Mariano Rajoy, ni incluso la jueza del tarot, lo habrían sospechado.

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