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¿Cómo se relacionan las enfermedades renales con la nutrición?

Ángeles Novo Martínez es Dietista-Nutricionista en la Clínica Pontón Fisioterapia

Las carnes, por su alto valor proteico, deben ser ingeridas con moderación en caso de padecer una enfermedad renal. PIXABAY
photo_camera Las carnes, por su alto valor proteico, deben ser ingeridas con moderación en caso de padecer una enfermedad renal. PIXABAY

Aprovechando que el pasado 5 de junio la Asociación para la Lucha de Enfermedades Renales (ALCER) puso una mesa informativa en la Plaza Mayor de Lugo para concienciar a la población sobre la insuficiencia renal, hoy os voy a contar cómo se relacionan las enfermedades renales con la nutrición, ya que pocas enfermedades existen que estén más ligadas a la alimentación que una enfermedad renal. 

Para ponernos en situación, los riñones son órganos vitales, filtran la sangre, mantienen el equilibrio interno y producen hormonas importantes para mantener la presión arterial, para producir glóbulos rojos y para mantener el calcio en los huesos y el equilibrio hormonal del cuerpo. 

La enfermedad renal puede venir derivada de otras enfermedades previas, como por ejemplo la diabetes o enfermedades autoinmunes como el lupus, así que, estos pacientes han de ser más cuidadosos con su alimentación y el cuidado de la enfermedad que padecen, para prevenir la enfermedad renal.

¿Y en qué se relacionan la diabetes y la enfermedad renal? Pues niveles altos y descontrolados de glucosa en sangre por largos periodos de tiempo, provocan que disminuya el filtrado glomerular, pero puede evitarse controlando los niveles de glucosa mediante la alimentación sin necesidad de llegar al punto de enfermedad renal adherida.

¿Qué podemos hacer desde la alimentación para controlar una enfermedad renal? A continuación, se detallan algunas prácticas genéricas, que, en todos los casos deberán de ser adaptadas al paciente por su nutricionista. 

En primer lugar, el paciente renal deberá de controlar la ingesta de alimentos con alto aporte de proteínas, potasio y sal, principalmente. ¿Y qué alimentos son estos? 

  • Alimentos proteicos: carnes, pescados, lácteos, huevos, legumbres, frutos secos y semillas.
  • Alimentos altos en sodio: sal de mesa, conservas, quesos, la mayor parte del pan, productos de pastelería y bollería (incluidas las galletas).
  • Alimentos ricos en potasio: algunas frutas, las legumbres, las verduras, las patatas o algunas carnes.

Esto no quiere decir que esos alimentos no se puedan ingerir, dependiendo del grado y del estadío de la enfermedad, el paciente deberá de mantener su consumo más alto o más bajo, según le indique el nutricionista. A continuación, algunos trucos para disminuir la cantidad de sodio y potasio de algunos alimentos

  • En algunos casos será necesario pesar los alimentos proteicos.
  • No se debe añadir sal a las comidas. En su lugar se pueden usar especias. 
  • Es preferible usar verduras congeladas o en conserva, que frescas, eso sí, las verduras en conserva deberán desalarse mediante remojo en agua. 
  • Las verduras frescas han de dejarse a remojo antes de su consumo y lo ideal sería aplicar una doble cocción, evitando siempre cocinarlas al vapor.
  • No se debe consumir el caldo en el que se hayan cocido las verduras.
  • Entre las verduras que menos se deben consumir están las acelgas, espinacas, coles de Bruselas y todos los encurtidos.
  • Las verduras frescas y crudas más aconsejadas por su contenido en potasio son: escarola, lombarda, berros, cebolla, pimiento, apio, endibia, rábanos, zanahoria y lechuga.
  • A las legumbres siempre se les ha de aplicar remojo y doble cocción. 
  • Las legumbres de bote pueden usarse, pero siempre lavándolas con abundante agua antes de consumirlas. 
  • Hay que tener en cuenta que las legumbres aportan gran cantidad de proteína, por lo tanto, deben ocupar menos espacio que las verduras.
  • Las frutas, preferiblemente han de consumirse en almíbar, en su jugo o asadas.
  • Los zumos de frutas, aunque sean naturales, habrá que evitarlos. 
  • Las frutas frescas más aconsejadas son: manzana, mandarina, kiwi, arándanos, nectarina, fresas, frambuesas, pera, limón y algunas frutas tropicales.  
  • Debe evitarse beber alcohol, bebidas isotónicas, así como refrescos azucarados y/o carbonatados.

Siguiendo estos consejos, un paciente con enfermedad renal podrá mantener una mejor calidad de vida y mejorar sus parámetros bioquímicos, pudiendo así, llegar a lograr disminuir el tratamiento farmacológico. 

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