Hoy os voy a hablar sobre la importancia del binomio alimentación-deporte.
Los que me leéis habitualmente, probablemente ya sabéis la importancia que tiene la alimentación para nuestra salud, lo he explicado en muchos de mis artículos anteriores, pero, ¿qué papel juega el deporte?
La actividad física y la alimentación siempre han de ir de la mano, pues la actividad física sumará innumerables beneficios a los que ya nos aporta el hábito de alimentación saludable.
¿Cuáles son algunos de los beneficios que nos aporta el deporte en cuánto a salud se refiere?
- Disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
- Disminuye el riesgo de sufrir hipertensión y ayuda a bajarla, si ya se sufre.
- Disminuye el riesgo de sufrir diabetes y ayuda a controlarla si ya se padece.
- Disminuye el riesgo de sufrir cáncer de colon.
- Disminuye el riesgo de sufrir osteoporosis y además aumenta la densidad ósea. En personas que sufren osteoporosis es básico realizar actividad física.
- Ayuda a mejorar el tránsito intestinal. El estreñimiento depende de tres factores: fibra, hidratación y actividad física.
- Mejora problemas de circulación, como las varices.
- Aumenta la capacidad cardiovascular.
Como veis, todos los beneficios anteriores se suman a los ya aportados por la alimentación.
Pero es que, además, la actividad física mejora el estado de ánimo, mejora el descanso, disminuye el estrés y el riesgo de sufrir ansiedad y depresión, lo que contribuye a un mejor control de la alimentación ya que, la forma en la que una persona se alimenta depende en gran medida de su sistema hormonal y éste depende de forma directa del estado de ánimo, el estrés, el descanso, y enfermedades como la ansiedad y la depresión. Y, ¿cómo se explica esto?
En una situación normal nuestro cuerpo genera:
- Melatonina por las noches, que será la hormona que se encargue del descanso y además tiene influencia sobre el sistema inmunitario, protege a nuestras células, protege contra la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, tiene acción antioxidante, antiinflamatoria y neuroprotectora.
- Al llegar el día se produce serotonina, que, entre otras funciones, se encarga de regular el apetito, la motilidad intestinal, ayuda a controlar la ansiedad, el estrés, el miedo, la angustia y la agresividad (bajos niveles de serotonina se relacionan con un aumento de estos episodios, del insomnio y de diversas enfermedades mentales), genera sensación de bienestar, satisfacción y felicidad, aumenta la concentración, es importante en la formación y el mantenimiento de los huesos, está implicada en el funcionamiento del sistema vascular y regula la secreción de melatonina para permitir un buen descanso.
- En situaciones de estrés, ansiedad... se produce un aumento del cortisol en sangre, la famosa hormona del estrés, esta hormona es enemiga de la melatonina e impide dormir y descansar bien, incrementa la ansiedad y la depresión, provoca problemas digestivos, deterioro de la memoria y concentración, aumenta la grasa corporal impidiendo la pérdida de peso, así como la apetencia por hidratos de carbono simples.
La falta de descanso provocará que los niveles de cortisol sanguíneo se mantengan permanentemente elevados y los niveles de serotonina sean bajos, lo que repercutirá de forma directa en la ansiedad, la ingesta de hidratos de carbono y la dificultar en la pérdida de grasa. Esto podemos mantenerlo controlado con la realización de ejercicio físico.
La producción de serotonina depende del triptófano, una sustancia que hemos de ingerir a través de la alimentación y que también se produce con la realización de ejercicio físico. Son alimentos ricos en triptófano:
- Huevos.
- Pollo.
- Pavo.
- Cereales (siempre integrales).
- Lácteos (mejor enteros).
- Plátano.
- Legumbres.
- Semillas como las de calabaza, de girasol, chía, sésamo, lino...
- Frutos secos.
El deporte tiene la capacidad de producir todos los beneficios nombrados debido a que aumenta la producción de serotonina mediante dos mecanismos: de forma directa y mediante la producción de triptófano, y además genera producción de endorfinas, las famosas hormonas de la felicidad, que producen sensación de placer y bienestar, están implicadas en la regulación emocional, ayudan a calmar el dolor físico, fortalecen el sistema inmunitario, mejoran la memoria y la atención y también están implicadas en la regulación del apetito, la función respiratoria y el sueño. Todo esto contribuirá a mantener a raya los niveles de cortisol sanguíneo y, por ende, repercutirá en nuestra salud y nuestro bienestar, así como en nuestra forma de comer.
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