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Petrus Arteiru, rey de Melide

Mostraba el otro día David Sabucedo un extraño documento en que se hace alusión a un tal Petrus Arteiru, rex de Melide. Hablamos de 1205, año en que se firmó el papel. Interpretaciones hay muchas, algunas de ellas aparentemente desconcertantes aunque puede que no tanto. Lo que parece cierto, aunque también se puede discutir, es que en ese año había un Petrus Arteiru al que se le titulaba como rey de Melide. Eso no significa necesariamente que en esos tiempos existiera un reino de Melide. Más probable parece pensar que el tal Arterius dominaba amplios territorios en la comarca y que tal título era una muestra de respeto que en todo caso sólo podría ostentar quien perteneciese a un linaje noble.

rey de melideCon papeles como éste montaron los españoles su rollo del reino de Asturias y la reconquista y todas esas patrañas. En Galiza hay decenas de documentos de esa misma época, siglo arriba, siglo abajo en las que se mencionan a docenas de condes, príncipes y algún que otro rey. Esos títulos se autoconcedían o se ganaban imponiendo furia, respeto, o una mezcla de ambas cosas. No eran necesariamente oficiales. Todos estos señores y sus parejas, fueron los ancestros de las principales familias que poco después definieron sus territorios y dieron paso a la Galiza feudal más conocida, la de los Irmandiños y las décadas siguientes.

Todos aquellos títulos más o menos honoríficos o respetuosos, dieron paso al de señor. Un señor de los siglos XIV o XV valía mucho más que uno de esos príncipes o condes que aparecen y desaparecen a principios del XIII. Incluso más que Petrus Arturius, rey de Melide. Los señores eran descendientes de aquellas casas predominantes un par de siglos antes, pero con territorios consolidados, ejércitos estables y entrenados, y con sedes muy bien fortificadas. De hecho, el señor era 'Señor de sus Estados'. Así surgieron las casas de Traba, de Lemos, de Andrade o de Sarmento. Ya en aquellos últimos dos siglos o poco más de la Edad Media, un condado era un privilegio que concedía la Corona y muchos nobles gallegos no lo aceptaban porque eso significaba rendir vasallaje.

El conde de Lemos era conde pero le daba igual. Su poder era tan inmenso que no tenía ningún inconveniente en plantar cara a Castilla; Pedro Madruga también era conde, pero de Caminha, nombrado por el rey de Portugal, o sea que nada le debía a los Católicos. Los Andrade se negaron durante generaciones a aceptar un condado porque como buenos nacionalistas no querían deudas con la monarquía castellana. Los Traba llegaron muy lejos pero su linaje se fue perdiendo entre otras casas, lo mismo que ocurrió con los De Castro. Y luego llegó la famosa doma de Galiza y la nobleza perdió todo su poder, lo que no fue bueno para nuestra causa, lo siento. Nos llenaron esto de jueces españoles, curas españoles y regentes españoles que intentan, desde entonces, acabar con lo poco que quedó de aquello desde un centralismo inoperante entonces e inoperante ahora. Ya quisiera Galiza tener la cuarta parte del autogobierno que tenía entonces, si bien era ejercido de forma medieval, lógicamente, a base de señoríos, ciudades realengas, es decir, de la corona y ciudades de la Iglesia, que tenía sus propios ejércitos además de la amenaza constante sobre las almas de todo el mundo. No eran mejores tiempos que estos, claro está, para nadie, ni siquiera para un conde, que ni Internet tenía, pero eran mejores tiempos para Galiza como entidad territorial poco o casi nada dependiente del centralismo mesetario que todavía, después de tantos siglos, no ha aprendido a pronunciar Sanxenxo.

Poco o nada más se puede decir sobre Petrus Arteiro, rey de Melide. Los estudiosos de estos temas siempre buscan hilos de los que tirar, leyendo el documento entero, consultando genealogías y etimologías y llegan a conclusiones interesantes pero que por fuerza son sobre todo conjeturales, pues la documentación y las fuentes no dan para más. Podemos suponer que era un tío importante, claro, seguramente todo un personaje para que le llamen rey de Melide en 1205. Sería un protoseñor, o uno de los primeros señores que afianzaron su poder y su linaje y cuyos descendientes dieron tanta guerra. Tendría, es un suponer, un ejército poderoso para su época y debía ser rico e influyente, o sea, bien relacionado. Y tendría en tierras de Melide alguna o varias fortalezas. Puede ser todo eso, o algo de eso o nada de eso, aunque tampoco parece que fuera un pobre desgraciado, un triste sin oficio ni beneficio. Si no tiene una plaza en Melide no sé a qué están esperando. Honor a un vecino tan antiguo y quizá importante: "Praza de Petrus Arteiru, rei de Melide". Se pone una estatua coronada en medio de la plaza y a hacer caja, que para eso estamos haciendo país. 

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