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Los dos primeros gallegos que dieron la vuelta al mundo

EN LA FAMOSA expedición de Magallanes-Elcano, viajaban repartidas en seis naves 239 personas, todas ellas cualificadas para formar parte del viaje más importante de su tiempo. Era una aventura internacional en la que participaban marineros de toda Europa. La selección española era la más nutrida, pero estaba aquello repleto de griegos, italianos, franceses y portugueses. La representación gallega la formaban apenas 10 personas.

Expedición

Salieron de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519 y regresaron tres años después, el 6 de septiembre de 1522. Solamente consiguieron completar el viaje 18 personas agrupadas en la nao Victoria, la única que permanecía a flote. De esas 18 personas, 2 eran gallegas. Sin duda, presentamos el mayor índice de supervivencia. De 10, dos de los nuestros regresaron. Si tenemos en cuenta que de las 239 sólo regresaron 18, lo que significa que 221 no lo lograron y uno de cada cinco gallegos completó la circunnavegación del planeta, nuestros registros son demoledores.

Hay más: entre los 221 que no completaron el viaje no todos murieron. Una de las naves se rajó y se vino de vuelta; otra regresó a medio camino cargada de clavo de Las Molucas; otra fue apresada por Portugal en Cabo Verde y no pudo continuar; una más se estrelló contra un acantilado. Otras 18 personas sobrevivieron aunque no completaran el viaje. La más famosa de ellas es nuestro compatriota Gonzalo de Vigo, que quedó tirado en una isla durante dos años hasta que lo recogió otra expedición. De esos otros 18, tres eran gallegos. O sea que de 10 sobrevivieron cinco, a saber: el grumete Vasco Gómez Gallego, De Noia y Diego Carmena, marinero de Baiona son los dos que completaron el periplo; del resto de los gallegos, Luis de Avendaño regresó en la nave que se vino de vuelta, Vasquito Gallego, hijo de Vasco Gallego, fue apresado en Cabo Verde y volvió a Galiza; y el citado Gonzalo de Vigo, el náufrago. Presentamos un índice de supervivencia de un 50%, cifras para nada comparables a las de cualquier otra nación representada en el viaje, entre las cuáles la española fue masacrada entre combates, hambruna y enfermedades como el escorbuto.

Uno de los tripulantes, un tal Antonio Pigafetta, se encargó de escribir una crónica bastante mala del viaje. Se trata de un trabajo valioso en cuanto al análisis antropológico y etnográfico de las civilizaciones que visitaban, pero bastante cutre en lo que se refiere a la propia expedición. No obstante, de esa crónica, que se titula ‘Primer viaje alrededor del mundo’ y de otras fuentes y declaraciones posteriores, se puede reconstruir un viaje infernal, lleno de contratiempos, escaseces, confrontaciones internas y externas y sucesión de líderes, pues entre Magallanes y Elcano aún hubo un par de ellos más. Un desastre absoluto que pese a todo acabó de manera exitosa, por cuanto el objetivo final, que era descubrir una ruta para circunnavegar el planeta por mar, se cumplió.

El viaje fue, desde luego, mucho más trascendente que el del genovés Colón. Yo antes creía que Colón era gallego, y hasta escribí dos libros defendiendo esa teoría, pero desde que se niegan a publicar el informe sobre los documentos manipulados del proponente García de la Riega, ahora creo que es genovés. Si tengo tiempo, escribo otro libro para desdecirme.

Pues el viaje de Magallanes, Elcano y los otros, fue más importante, digo, porque mientras el Genovés descubrió un continente, los portugueses alcanzaban la ruta verdadera hacia Asia rodeando África y adentrándose en el Índico. La pelea era ya por el dominio de las rutas comerciales alrededor del mundo entero, y eso lo lograron Magallanes, Elcano y los 18 tripulantes que completaron el viaje.

No sé por qué a nadie en Galiza le dio por contar la aventura de la pequeña pero potentísima delegación gallega. Demostraron valor, resiliencia y un instinto de supervivencia que superó con creces a todas las demás naciones. Hay fuentes y documentación abundante para completar una investigación más o menos porme norizada sobre los 10 gallegos que participaron: los dos que llegaron hasta el final, los otros tres que sobrevivieron y los cinco que murieron, enfermos o en combate.

En la lista de tripulantes se dan apenas detalles de los gallegos y de los demás, pero apenas consignan la procedencia y las circunstancias en que murieron o regresaron, bien como parte de la expedición, bien tras su presidio en Cabo Verde o bien como tripulantes del barco que se rajó o del que vino cargado de clavo desde Las Molucas. Sin duda habrá documentación sobre ellos, sobre reclamaciones de pagos o declaraciones en los innumerables procesos que generaba cualquier viaje de cierta envergadura, ya no digamos éste.

Hay ahí materia para invitar a cualquier estudiante a que haga su TFG sobre este asunto, que a estas alturas ya no pedimos una obra monumental, solamente una investigación que nos amplíe la información y abra camino a posteriores trabajos. Que de los escasos 10 gallegos sobrevivieron la mitad y 2 de ellos forman parte de los 18 que hicieron el periplo completo, no sé qué más queremos.

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