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Ponthus y Sidoine, reyes de Galiza y Bretaña

Todo lo que voy a contar hoy es mentira, pero no es mi mentira. No me ofenda usted, si hace el favor. Es una mentira muy antigua, de autor anónimo aunque el sospechoso es un tal Georoy de La Tour Landry, un noble francés. Se cree que él es el autor porque en la obra aparece como personaje un supuesto ancestro suyo que es muy guapo y valiente y porque el bueno de Georoy escribió más libros, por eso es de creer que él sea el mentiroso.

Es una novela caballeresca muy de la época, finales del S. XIV, que a su vez está basada en un relato anterior. Era muy habitual entonces. Las leyendas pasaban de uno a otro lugar y se reescribían sin que ello supusiese ningún problema porque no había derechos de autor. Nos interesan sobre todo dos cosas: una, que Ponthus y Sidoine, reyes de Galiza y Bretaña, que es uno de los títulos de la obra, fue escrita y publicada para ensalzar el abolengo de la familia La Tour, para realzar su linaje y darle más antigüedad de la que tenía. Fue escrita como una novela que contaba cosas que habían ocurrido en realidad, pues de otra manera el objetivo no se cumplía; y otra, la principal, es que el lugar elegido para dar origen a esa fábula era Galiza.

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La cosa va así. Un tal Ponthus, o Pontus, Pontho, o Ponto, según la edición o la traducción, era un príncipe gallego que vivía en A Coruña tranquilamente sin meterse con nadie. Su padre, rey de Galiza, era un tal Tiber, un señor justo y generoso. Un buen día, llegó un musulmán y, haciéndose valer de un engaño, tomó A Coruña. Ponthus era un chiquillo y fue escondido por un clérigo junto a otros 13 niños muy valientes que al cabo de tres días decidieron dejar de esconderse, bien para luchar, bien para huir. Dijo nuestro héroe: "A graza de Deus ten moitos remedios. Se a El lle aprace morreremos, se a El lle aprace viviremos, segundo a súa vontade". El autor es de los míos, de los que escribimos obviedades.

Tras entrevistarse con el jeque o lo que fuera el jefe de los conquistadores, que tanto da porque es todo mentira, y negarse a convertirse al islam, los 14 niños fueron abandonados en un barco a la deriva lleno de agujeros y con la madera podrida, pero con todo y eso nuestro príncipe de Galiza logró llegar a la Bretaña francesa. Allí conoció a Sidoine, una hermosa princesa y luego vienen las tribulaciones, las batallas, los actos heroicos y esas cosas de caballeros. Ponthus tiene que enfrentarse a enemigos furiosos y a numerosas pruebas, pero sale airoso en cada lance. No voy a contar aquí la novela. Si quiere usted leerla, la traducción al gallego de Henrique Harguindey está disponible en PDF gratis total. ¡Es una ganga, señora, nos la quitan de las manos!

Así que nos saltamos las peripecias para llegar al spoiler final: Tras reconquistar A Coruña el héroe se casa con la princesa de Britania y ambos reinan allí y en Galiza. Y ya en plan pedrea, colocan a un sobrino suyo a gobernar Inglaterra, que era vista como tan poca cosa que la delegaban en un sobrino inexperto.

Pero vamos a lo que nos interesa de esta novela. Bueno, no. Eso luego. Antes he de destacar que la obra, con numerosos títulos, traducciones ediciones y copias manuscritas fue un éxito. En Alemania se cuentan más de 40 ediciones hasta el S. XVIII. Fue traducida también al holandés y a otros idiomas que ahora no me acuerdo porque soy gordo y tenemos la mente ocupada en mantener el equilibrio cuando estamos en pie, no en recordar cosas. Existen otras tantas versiones manuscritas. Los libros impresos eran caros y escasos (una y otra cosa son lo mismo) y como no existían las multicopistas, ni las fotocopiadoras ni las impresoras, si alguien quería tener el libro y no podía pagarlo, lo copiaba a mano y por lo general añadía mucho de su cosecha, de ahí que existan tantas versiones con multitud de títulos y diferencias estilísticas aunque conservando el cuerpo del texto, que era de lo que se trataba.

Cuando una familia como la de La Tour quiere acrecentar su pasado, lo ubica en Galiza

Ahora sí, lo que nos interesa es otra cosa. Cuando una familia como la de La Tour quiere acrecentar su pasado, lo ubica en Galiza. ¿Por qué? Hacia el año mil trescientos y pico, cuando se escribió la obra, nuestro país era el más famoso de Europa por ser la cuna del apóstol Santiago, por lo que la ubicación está justificada. Pero resulta que la fantasía está ambientada en una época no determinada pero muy anterior, en la Alta Edad Media. De ahí el desparpajo del autor al escribir una falsa leyenda. Nadie en Francia sabía en el mil trescientos y pico lo que había ocurrido en la Galiza de los siglos IX, X, u XI, pero todos sabían, eso sí, que Galiza, como reino cristiano más antiguo del mundo presentaba los mejores linajes.

Lo que mola es que una familia de la alta nobleza francesa haya montado una enorme mentira para hacerse pasar por descendientes de reyes gallegos. Si alguien me lo financia millonariamente, montamos una obra de teatro o algo.

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