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Nathanael, el otro apóstol enterrado en Galiza

Juan Pallarés i Gaioso, canónigo en la catedral de Lugo, escribió su Argos Divina, dedicada a la Virxe dos Ollos Grandes, obra que fue publicada a título póstumo en 1700. Ya advirtió en su día José de Cora que es un libro fantasioso, a pesar de lo que recomienda su lectura, que yo voy haciendo a ratos y en fragmentos desordenados y también la recomiendo.

Así fue como encontré una frase con la que nos permitimos construir una hermosa historia tan fantástica como seguramente falsa, al menos en gran parte. Ésta es: "Nathanael (uno de los 72 discípulos), está sepultado en Galicia, en Trigundo, junto a Coruña". Vamos a tratar de resolver rápidamente las dos preguntas que usted no se está haciendo porque este tema le interesa nada. Tampoco es que sea para volvernos locos, pero en fin. Es buena idea, para que este texto cubra el número de palabras mínimo para que me lo paguen. Hay que saber quién era Nathanael y de dónde salen los 72 discípulos. A ver si no nos liamos. Sabe usted que Jesús tuvo 12 discípulos, que indistintamente son llamados discípulos o apóstoles, pero lo de los 72 no lo dice Pallarés, ni José de Cora, ni yo, sino Lucas en su Evangelio.

Dice que Jesús escogió a 72 discípulos y los mandó de dos en dos a predicar su palabra por todo el mundo.

Rodrigo Cota Galicia Histérica NathanaelEn mi opinión Lucas era otro fantasioso, pues un acontecimiento tan relevante bien lo hubiera contado alguno de los otros tres evangelistas, o dos o los tres. Pues ni Mateo, ni Marcos ni Juan. Además en ese pasaje Lucas nos muestra a un Cristo poco convencional, fi ero y amenazante, pues les viene encargando la transmisión del siguiente mensaje: "A aquellos que escuchen mi Palabra, decidles que pronto irán al cielo; a los que no, que les quede claro que amanecerán junto a la cabeza decapitada de su caballo favorito y morirán todos y todas". Literal, casi. En fin, de ahí vienen los 72 apóstoles. Está en Lucas 10:1-24. Luego nos queda saber quién era ese Nathanael que según Pallarés está enterrado en Galiza. Bueno, sépase que antes y después de Pallarés, por lo que veo, hubo otros que hablaban de ese Nathanael y de su enterramiento en nuestras tierras, normalmente citándose unos a otros sin que nadie diga de dónde sale la fuente original, pero seguimos. Con ese nombre de Nathanael es mencionado en el Evangelio de Juan como uno de los 12 discípulos originales. Muchos expertos, la mayoría, coinciden en que este Nathanael es el mismo Bartolomé que citan Mateo, Marcos y Lucas, o así lo deducen por indicios que dan sobre su persona los cuatro evangelistas, por ejemplo, que andaba siempre con Felipe. Es decir, que Nathanael sería Bartolomé, no ya uno de los 72 sino de la docena inicial. Núcleo duro, algo así como el Bieito Lobeira del Nuevo Testamento.

Pues además, Bartolomé o Nathanael es uno de los pocos testigos de la resurrección y ascensión de Cristo, o sea que no es un apóstol cualquiera. A ver, no es Simón Pedro, ni Pablo, pero tampoco es Judas Iscariote. Digamos que en el equipo que entrenaba Jesús sería un buen carrilero titular en términos futbolísticos. Y estaría enterrado en Galiza, con lo que no tendríamos solamente un apóstol, sino más. Tendríamos dos. Uno menos que Roma, siempre que aceptemos la descabellada teoría de que el Judas bueno, Judas Tadeo, también está en algún lugar no determinado de Roma, que no la aceptamos porque sería un empate.

Bartolomé o Nathanael es uno de los pocos testigos de la resurrección y ascensión de Cristo, o sea que no es un apóstol cualquiera. A ver, no es Simón Pedro, ni Pablo, pero tampoco es Judas Iscariote

Como usted también es muy fantasiosa, si es que sigue aquí, que lo dudo, imagine que Pallarés y los otros dicen la verdad, que Nathanael, o sea, Bartolomé, está enterrado en una antigua ciudad gallega que en época de romanos se llamaba Trigundo. Esta ciudad existió y está ampliamente documentada, pero como sucede en muchas ocasiones con la toponimia romana, hay discusiones rabiosas entre expertos sobre cuál sería su emplazamiento actual. Pues en Pontevedra, por ejemplo, estuvimos durante siglos creyéndonos que aquí se encontraba la antigua Ad Duos Pontes hasta que el arqueólogo Antonio de la Peña vio un miliario y nos demostró que no, que la mansión que había en Pontevedra fue Turoqua. No se preocupe la ciudadanía de Lugo, que es de las pocas ciudades romanas que nunca ha cambiado de posición ni lo hará.

Hay quien sitúa a Trigundo en Compostela, lo que encajaría con su cercanía a A Coruña y haríamos una oferta en plan "llévese dos apóstoles por el precio de uno", pero lo malo es que cuando cambiamos el emplazamiento de una ciudad romana, otras tres o cuatro caen como fi chas de dominó y hay que recolocarlas, o sea que para Trigundo también se posicionan Taragoña, en Rianxo, y otros tres o cuatro lugares que fundan sus débiles esperanzas en derivaciones toponímicas. Eso ocurre mucho, especialmente en el trazado de la Vía XX, la llamada Per loca marítima.

Bien, no perdamos la esperanza entre tanta fantasía. A fin de cuentas, por saber tampoco sabemos quién está enterrado en la catedral de Compostela, así que lo mismo un día cualquiera se nos aparece Nathanael, le montamos una catedral y nos forramos.

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