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La nao Santa María La Gallega

La tesis según la cual la nao Santa María fue construida en el astillero de Pontevedra es casi tan antigua como el viaje de descubrimiento y el posterior genocidio, llamado por algunos conquista, por otros colonización. Son numerosas las fuentes que afi rman que el nombre original o el sobrenombre de la embarcación era La Gallega. Así lo dice Pedro de Medina, nacido un año después de la llegada de Colón al Caribe, geógrafo, cartógrafo, astrónomo e historiador. Poco después, Fernández de Oviedo, primer cronista ofi cial de Las Indias se harta de llamar La Gallega a la Santa María. Parece probable que la nao, como era muy común en la época, tuviese un nombre ofi cial, que era para los papeles y otro común, que podría indicar el lugar de construcción o cualquier otro elemento reconocible para la marinería.

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También pudiera ser que se le cambiase el nombre, aunque eso ya era más raro, pues por lo general un navío, como hoy, tenía el mismo nombre desde su botadura hasta el fi nal, aunque hay excepciones. Sea como fuere, aunque para la posteridad la embarcación se llamó Santa María, era conocida como La Gallega, lo que como mínimo nos da una pista no muy difícil de seguir.

Tampoco era un tema de interés hasta que nuestro bendito Martín Sarmiento lanzó el guante y se metió de lleno en el origen de la embarcación: "La Carabela en que salió Colón, se llamó La Gallega, según Oviedo, y era dedicada a Santa María, aludiendo a la Patrona de los de Pontevedra". Luego, se pierde durante unas líneas con cosas que poco tienen que ver pero vuelve al tema: "Y el que la carabela de Colón se llamase la Gallega y se llamase y estuviese dedicada a Sta. María, es mucho concurrir todo eso, digo, para que sea inverosímil que la mejor nave, Argos Gallega o la Carabela en la cual montado Colón descubrió en su primer viaje el nuevo Mundo, había sido fabricada en el Arrabal o Pescadería de Pontevedra y que se dedicase a Sta. María la Grande (que así llaman), que es la Patrona de todos los marineros en Parroquia separada".

Sarmiento era mucho de hacer estas cosas: lanzaba una idea y la dejaba en el aire por si a alguien algún día le apetecía retomarla. Era un corredor que iba dejando testigos para que otros los recogieran. Lo hizo nuestro complicadísimo García de la Riega, un personaje discutible por varios frentes que publicó ‘La Gallega, nave capitana de Colón’, sin duda su mejor trabajo y el único que conserva su valor original. Hay que reconocer que ahí lo clavó. Había derrapado con sus teorías sobre los orígenes griegos de Galiza, que indignaron a Murguía, y luego se equivocó al recrear innecesariamente documentos manoseados para su tesis sobre el Colón hoy exgallego.

Su trabajo sobre la Santa María, no obstante, es minucioso, meritorio y demostrativo. Prueba que existía una embarcación llamada Santa María, con base en Pontevedra, que operaba poco antes del viaje de Colón y demuestra que al menos dos tripulantes de la Santa María que capitaneó Colón ya trabajaban a bordo de la otra Santa María, lo que nos hace concluir sin mayor problema que se trataba de la misma embarcación.

El puerto de Pontevedra era el más importante del Atlántico peninsular en aquella época y sus astilleros tenían licencia para construir todo tipo de embarcaciones. Contaba además con su cercanía a Portugal, la potencia armadora europea, que desde tiempos del infante Henrique o Navegador, un magnate que dedicó su vida a reunir a los mejores constructores, navegantes, pilotos, cartógrafos y todo eso, tenía una escuela que llevó a descubrir As Azores, Madeira y media África. Portugal era con mucha ventaja el verdadero país explorador de Europa. Los mejores diseños navales eran portugueses y por razones obvias los armadores gallegos tenían acceso a la ingeniería naval portuguesa.

La Santa María, o La Gallega, que eran ambas cosas la misma, embarrancó en la isla Española y allí quedaron la mayoría de los tripulantes, entre ellos Pedro de Foronda y García Ruiz, los más veteranos de la embarcación. Cor los restos del barco construyó Colón el Fuerte Navidad y los dejó allí tirados prometiendo un pronto regreso. Cuando cumplió su promesa, habían muerto todos, según los indígenas, porque en lugar de quedarse tranquilos en su fuerte iban de gallitos por la isla violando a las mujeres y saqueando los recursos así que en justa correspondencia, los nativos acabaron con ellos. Hicieron bien, dadas las circunstancias, pero de no haberlo hecho tendríamos muchas más y mejores noticias que corroboraran el origen de la nao.

De la potencia constructora naval de Galiza en aquellos tiempos, baste decir que en sus cuatro viajes, Colón utilizó tres navíos llamados La Gallega, sin duda construidos en nuestros astilleros.

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