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Mande a tres aldeanos a conquistar Irlanda

Irlanda
Irlanda

NO EXISTEN por desgracia fuentes que nos detallen cómo se organizaba las estructuras social, militar o religiosa de la Galiza prerromana. Las escasas fuentes romanas, como Estrabón o Plinio el Viejo, pasaron por aquí sin prestar la debida atención y apenas dejaron apuntes que poco aportan por mucho que se expriman. Y los estudios posteriores, en los que se muestran avances en cuestiones filológicas y han aportado mucho a una toponimia céltica, no arrojan demasiada luz sobre el tema que nos ocupa. Todo esto dicho sea con la reserva propia que un aficionado debe exhibir cuando trata sobre temas que apenas conoce de refilón. Plinio el Viejo murió cuando el Vesubio, por cierto. Haberse centrado más en recorrer la Galiza celta y aún estaría vivo.

Es verdad que entre finales del S.XIX y hoy se ha avanzado mucho en la investigación del mundo celta, sobre todo gracias a la Arqueología comparada entre yacimientos galaicos, británicos y bretones y de ahí se han extraído conclusiones razonables, como que había líderes que recibían enterramientos muy pomposos y de ahí se pueden obtener certezas sobre la organización jerárquica, sobre lo que comían o vestían, sobre con quién comerciaban, que ya es bastante, pero poco más.

Pero hay cosas que chocan incluso a un advenedizo como yo. Hacia 1966, Francisco Elías de Tejada Spínola y Gabriella Pércopo publicaron El Reino de Galicia hasta 1700, con largo prólogo de Otero Pedrayo. En su volumen primero, que es el que se ocupa de los celtas, recogen todo lo que los historiadores contemporáneos habían escrito sobre el asunto. Cito este libro porque lo puede leer usted si lo busca. Es gratis. También lo cito porque como queda dicho los autores hicieron un buen trabajo de recopilación de fuentes y eso está bien.

Pues todos los autores citados, entre los que se encuentra gente muy potente entre la investigación de la Galiza histórica del XIX y el XX llegan a conclusiones que a mí, qué quiere que le diga, no me convencen. En resumidas cuentas, nos describen una sociedad formada por tribus inconexas, aisladas, que sólo se encontraban para luchar entre ellas, gobernadas por líderes de diminutas ciudades estado, uno en cada castro, desorganizadas y carentes de todo instinto o voluntad de cohesión. No me cuadra. Claro que había tribus, entre 50 y 65 según lea usted a Estrabón o a Plinio, el del Vesubio, tribus a las que se les daba nombre por su localización geográfica, no por pertenecer o dejar de hacerlo a un pueblo consciente de su identidad como tal. No sé de dónde sacan todo lo demás, lo de las tribus inconexas y aisladas.

Afortunadamente tenemos fuentes maravillosas como el Lebor Gabála Érenn traducido al castellano como Libro de las invasiones bárbaras, que da cuenta de la invasión gallega de las tierras irlandesas en diferentes incursiones protagonizadas por Breogán y sus descendientes. Y lo cuentan ellos, los irlandeses. Ya se ha dicho aquí que en Galiza no teníamos ni idea de la conquista de Irlanda hasta que alguien tradujo un texto altomedieval en gaélico en el que se narraba que la estirpe de Breogán conquistó Irlanda. Esa leyenda adquiere aires de certeza por cuanto en Galiza ni sabíamos nada del tal Breogán ni de sus descendientes hasta que nos llegaron las traducciones de los textos irlandeses. Son los conquistados quienes nos cuentan su historia y de paso la nuestra.

En fin, a partir de este punto yo soy partidario de que se emplee el sentido común, cosa que en mi opinión y dicho sea con todos los respetos, no hicieron nuestros próceres historiadores, así se apelliden Murguía. Para invadir Irlanda desde Galiza, en eso coincidiremos usted y yo, hace falta una flota considerable, una tripulación marinera con pilotos y capitanes, un ejército numeroso y bien armado; carpinteros capaces de construir y reparar navíos, armeros expertos en elaborar arcos, flechas, lanzas, cascos y cualquier otro elemento ofensivo y defensivo; constructores capaces de levantar castros, y una población de colonos para cultivar las tierras, domesticar animales, para crear ganaderías y cultivar las nuevas tierras. Ni en el más populoso y moderno de los castros celtas tenían todo eso, olvídese. Sólo aceptando que el pueblo celta produjo una cultura amplia y cohesionada que tenía objetivos comunes podemos explicar la invasión de Irlanda que nos cuentan los irlandeses.

Es una pena que incluso los historiadores celtistas, por llamarles de una manera, se hayan rendido ante el relato de una nación celta que se expandió por Europa sin querer, sin tener la capacidad, el conocimiento ni la tecnología para hacerlo. ¿Entones cómo lo hicieron? Eso nadie lo explica. Es que si uno se lee esas historias y se las cree, va resultando que una panda de paletos gallegos conquistaron Irlanda o la Bretaña francesa de casualidad, como quien pasa por ahí. Una cosa o la otra. No existe ejemplo en la Historia el en que un pueblo se expandiera a base de conquistadores incapaces de entenderse con la aldea de al lado. Busque usted a un conjunto de aldeas mal avenidas y mándelas conquistar Irlanda y luego ya me cuenta.

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