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Linajes gallegos, vergüenza de reyes castellanos

Rodrigo Cota - Galicia histérica - Linajes gallegos... (21.05.2022) - Interior

SOBRE LA llamada "Doma y castración de Galiza" se habla mucho, más que nada porque no sólo ocurrió tal como está documentado por todas partes, sino porque fue y es uno de los grandes argumentos que tiene el nacionalismo, el actual y el histórico, pero se parte de un error de base, seguramente porque cuando Castelao le puso ese nombre estaba lógicamente mucho más preocupado de su nacionalismo que del anterior. Le preocupaban más las consecuencias de aquel atropello iniciado por los Reyes Católicos y continuado por todos sus sucesores y que ya duraba más de cuatro siglos, le preocupaba más eso, digo, que las causas o el contexto en que se inició por parte de la Corona española.

A los Reyes Católicos el pueblo gallego les importaba un pito, eso para empezar. Todos los pueblos les importaban un pito, pero el gallego más. El problema lo tenían con la nobleza gallega, que iba por libre: era desobediente, desleal con la Corona, guerrera. Problemática, vaya. Y uno de los grandes problemas que tenían con la nobleza gallega les acomplejaba mucho, todo hay que decirlo. Aunque los Católicos eran reyes, algunas familias de la nobleza gallega tenían linajes mucho más antiguos, y en una Corte el linaje lo era todo. Era el DNI de un noble. Y como todos sabían quién era cada uno de ellos y de dónde venían, tenían muy claro dónde estaban los grandes linajes, que era en Galiza. De ahí que los reyes de Castilla y de Aragón, descendientes de gallegos, llevaran el apellido Trastámara, para tratar de acercarse a sus antepasados. Si la nobleza gallega era tan poco servil a los reyes castellanos era por eso. No les envidiaban nada. Un claro ejemplo es el de la Casa de Lemos. Los condes de Lemos no sentían el menor respeto por los reyes de Castilla. El título era tan importante para la Corona que en principio no era hereditario. Cada vez que un conde moría, el rey de turno recuperaba el título y lo volvía a conceder. Así fue hasta 1457, momento en que el título se le concede a Pedro Álvarez Osorio con carácter hereditario. Este señor estaba emparentado con toda la crema de la nobleza gallega más antigua. Ni siquiera necesitaba un condado, pues tenía todos los señoríos que se pueda usted imaginar y había consolidado un territorio que de por sí era un Estado. Se peleó con los Irmandiños, con los Reyes Católicos y con muchos otros señores, con ayuda de su yerno el mariscal Pardo de Cela.

Fernando de Aragón (de Trastámara), harto de los problemas que le daba el conde, mandó a un ejército a luchar con él, pero a medio camino supieron que se había muerto de viejo. Eso fue en 1483. Luego los reyes fueron a por todos los grandes nobles, los más poderosos y los más rebeldes, uno a uno. Mataron a Pardo de Cela y a su hijo, que era un crío, hicieron desaparecer al conde de Caminha y a los demás los fueron aplacando a base de batallas, leyes, embargos, hasta que se quedaron con los cuatro leales.

Los descendientes de aquel conde de Lemos se pelearon por el título. Su nieto asedió el castillo de la hermana del conde durante dos años. Hay una cita que se atribuye erróneamente al primer conde, volviendo al linaje, pero que más bien debió ser cosa de uno de sus sucesores, pues viene en una carta fechada en 1591 y dirigida a Felipe II, o sea que el autor debió ser el VIII conde, si no calculo mal, un tal Francisco Ruiz de Castro Andrade y Portugal. A pesar de que Galiza ya había perdido buena parte de su influencia y de su poder, un linaje seguía siendo un linaje. Despechado por algún motivo, le escribió esto al rey: "Yo no soy de los que, el Rey, Señor, trata como Grandes, sino que soy Grande y tan antiguo como no hay en Castilla, en donde descienden los reyes, pues yo vengo de donde ellos. Ningún Grande es tan antiguo como es mi Casa y mi título es más antiguo que todos los de Castilla".

Ya en esos años la doma y castración de Galiza había superado sus momentos más crueles y destructivos y lo que imperaba era la docilidad, más que otra cosa por que el Imperio español necesitaba a muchos nobles y de cada cuatro, tres eran gallegos domesticados y el otro era un pelota castellano, pero todavía sacaban el linaje para escribirle a un rey en cuyos territorios no se ponía el Sol que un noble gallego tenía más abolengo que el mismísimo rey de Castilla. A este, no sé si antes o después de escribir esa carta en la que humillaba al rey, lo hicieron virrey de Nápoles. Un rey castellano podía hacer lo que le diera la gana, salvo negar que la nobleza gallega lo superaba en linaje, en antigüedad, en historia y en hazañas, pues por mucho que le doliera, era la verdad y todo el mundo lo sabía. Las familias nobles gallegas, sépase, se reían a carcajadas de los reyes castellanos.

Hoy el condado de Lemos pertenece a la Casa de Alba y es el título más antiguo que tienen esos explotadores, cuyo titular es quien exhibe más títulos nobiliarios en el mundo entero y un tercio vienen siendo gallegos.

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