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Galiza en la obra de Dante Alighieri

Nadie se atreverá a discutir que el gran Dante Alighieri es uno de los grandes creadores de la literatura universal. Nadie se atreverá a discutirlo, digo, porque uno no puede. Realmente su obra, sobre todo la poética requiere un esfuerzo que me sobrepasa, pero si hablamos de un genio mundialmente reconocido, hablamos de un genio y no voy a ser yo quien le niegue esa condición y menos cuando vengo aquí a hablar de la presencia de Galiza en su obra.

MX.
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El hombre vivió entre 1265 y 1321, para ponernos en contexto. La cumbre de su obra poética, La divina comedia cita a nuestra nación en el capítulo referido al Paraíso. No es más que una reseña breve que se resume así, si es que la he entendido bien. Si no, puede buscarla usted en su ordenador e interpretarla de otra manera. El texto referido a Galiza está en el Canto XXV. Se resume así, decía cuando se me fue usted a por uvas: San Pedro se acerca a nuestro protagonista y cubre su frente con su fe. Surge entonces la Virgen de una bola de luz y le dice a Dante: "Mira, mira ahí al barón por quien abajo visitan Galicia". Yo, la verdad, no lo entiendo, pero es lo que pone. Dante era íntimo amigo de otro poeta, Guido Cavalcanti, que había peregrinado a Compostela, y al parecer hablaban a menudo del Camiño, por lo que la referencia puede venir de ahí.

Pero mucho antes de componer La divina comedia, escribió Vita nuova. Es su primera obra conocida y se data en 1293. Ahí se extiende más y también se le entiende mejor. Vamos a poner el parrafi to casi entero, que dice así, hablando de un soneto dedicado a los peregrinos. Escribe Dante: "Así, pues, compuse el soneto que empieza: ‘¡Oh peregrinos de faz cavilosa!’. Escribí peregrinos en la amplia acepción del vocablo, que puede tomarse en dos sentidos: amplio y estrecho. En el amplio sentido, es peregrino quien se halla fuera de su patria; en el estrecho, sólo se llama peregrinos a quienes van a Santiago o de allí vuelven. A más, es de advertir que de tres modos se llama propiamente a quienes caminan para servir al Altísimo. Llámase palmeros a quienes van a Oriente, pues suelen traer muchas palmas de allí; peregrinos a los que van al templo de Galicia, pues la sepultura de Santiago está más lejos de su patria que la de cualquier otro apóstol, y romeros a los que van a Roma". Fin de la cita.

Yo eso no lo sabía, que según fuera usted a uno de los tres grandes centros de adoración cristiana, se le ponía un nombre diferente por aquella época: palmero, romero o peregrino, siendo este último el único que se mantiene con su signifi cado original, seguramente porque ya nadie va caminando ni a Roma ni a Jerusalén. La fuerza del Camiño, por lo que se ve, es la única que pervive después de más de ocho siglos y eso es algo que bien podemos tener en cuenta, pues si hay algo que ha ayudado a estructurar, mantener y consolidar a Galiza como nación es el Camiño, y aunque no sea el primer elemento sí es quizá uno de los de mayor potencia.

No lo haremos, que somos buena gente, que si no lo fuéramos aprovecharíamos usted y yo para señalar a los mesetarios que en la obra de Dante, que es voluminosa, se hace mención a muchos lugares, reinos y ciudades, pero ni una sola vez aparecen Asturias ni León ni Castilla ni España, mientras Galiza es señalada como un destino único. No lo haremos.

Roma seguro que a fecha de hoy recibe más visitantes que Compostela. Jerusalén quizá, pero lo dudo, aunque pueden superarnos. No lo sé pero da lo mismo: son turistas que se suben a un avión para visitar los santos lugares, nada tienen que demostrar que no esté al alcance de Londres, de París o de Nueva York. Los nuestros son peregrinos que siguen una tradición secular, más bien milenaria para emprender una aventura que, pasados los tiempos, puede ser religiosa o no, pero que hacen las cosas tal como se hacían hace ocho siglos, o diez. A pie, a caballo, incluso en bicicleta los que rompen la línea temporal sin renegar de la idea original, que es la emprender una andadura para ejecutar un sacrifi cio que lo mismo se ofrece a uno mismo, que a un santo o al mismísimo Dios. Ahí siguen año tras año, sea o no Xacobeo. La cosa ha evolucionado con tal magnitud que mientras Roma perdía a sus romeros y Jerusalén a sus palmeros, Galiza puede presumir desde siempre y en adelante de ser el gran foco de la cristiandad peregrina, pero a al tiempo somos la única gran apuesta que le queda al cristianismo primigenio. Eso se debe a que, como hemos consignado usted y yo, no en vano somos el primer reino de la cristiandad y las cosas a veces permanecen, como es el caso

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