Blog | Estoy Pensando

Yolanda y las confluencias de los ingenuos

Yolanda Díaz, durante la presentación de la candidatura de Sumar a las elecciones generales. EFE
photo_camera Yolanda Díaz, durante la presentación de la candidatura de Sumar a las elecciones generales. EFE

Ni siquiera en Galiza, que la seguimos desde hace años, terminamos de entender la trayectoria de Yolanda Díaz. Yo tengo mi teoría, que será expuesta tras un breve repaso a su trayectoria. Su primer gran lanzamiento como candidata fue en las autonómicas de 2005, donde cosechó un desdeñable 0,8%, o sea, nada. Era afiliada al PCE y se presentó bajo las siglas de Esquerda Unida. Luego estuvo de teniente de alcalde en Ferrol, apoyando a un candidato socialista que contó también con la aquiescencia del BNG. Aquiescencia, qué palabra. A los tres años, Yolanda rompió la coalición. A los tres años de la coalición, no a los tres años de Yolanda, imagínese.

En 2009 volvió a presentarse a la presidencia de la Xunta por EU y fue otro desastre. Por fin, en 2012 fue diputada autonómica en representación de AGE, aquella confluencia integrada por Anova, el fugaz invento de Beiras, EU, Podemos, En Marea y otras formaciones residuales. En 2017 dejó EU y únicamente conservó su carné del PCE, que entiendo que es el único que tiene a fecha de hoy. Beiras dijo en varias ocasiones que se sintió traicionado por Yolanda Díaz, que había tenido un comportamiento desleal. Luego entró Díaz de lleno en la órbita de Podemos, se despegó de En Marea y ahí está de vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, dispuesta a desprenderse también de Podemos como ha venido haciendo con todos los demás. En Galiza no es solamente Beiras quien reniega de Yolanda. Lo hacen la mayoría de quienes compartieron proyectos con ella, se lo digo por si es usted de fuera y está disfrutando de este periódico como una turista decente.

Pues igual tan mal no lo hizo. Claro, la pregunta es cómo llegó hasta ahí una persona que apenas contaba con un apoyo social de un 0’8% del electorado gallego. Por dos motivos, esta es mi teoría: uno, que fueron los otros los que la llamaron una vez y otra ofreciéndole cargos. Si hasta Pablo Iglesias cuando dejó la vicepresidencia se la entregó a Yolanda Díaz y la nombró sucesora como candidata de Unidas Podemos. La otra cuestión que creo que no se entiende es que ella ha comprendido como nadie lo que son los proyectos instrumentales: instrumentos. Tan complicado no parece. Marcas que van y vienen, transversalidad imposible, coaliciones entre numerosos grupos, cada uno de ellos con sus proyectos y sus intereses, que se juntan para ser más fuertes y que acaban implosionando por la fuerza de la razón, pues obviamente no se pueden satisfacer los proyectos de 15 partidos que se presentan como una marca única que también es instrumental, una propuesta con un nombre y un logo que esconden una sopa de siglas.

Desde que se inventaron en España las confluencias, ha pasado por todas las de la izquierda gallega y española, y todo con un carné del PCE. Llegó en 15 años más lejos que Carillo en casi 100. Ya me dirá usted si eso no es meritorio. Este invento de ahora, Sumar, es un paso lógico. Calcula que su paso por Unidas Podemos, que es una jaula de grillos, ha tocado fin y que ya es hora de montar su propio instrumento.

Porque ser, es una mujer calculadora e inteligente, mal que le pese a usted, si le pesa, que eso es cosa suya, señora. A mí me tocó hacer para Diario de Pontevedra dos debates casi seguidos en los que se medía a los pesos pesados antes de irse a Madrid. Mientras hablaban los otros ella tomaba notas con una letra microscópica y cuando llegaba su turno respondía a cada rival con argumentos, datos, fechas y cifras. Y no consultaba las notas. Dese entonces me pregunto para qué escribe esas líneas con esa letra diminuta, que hasta a un gnomo le costaría leer sin lupa, si luego no las usa para nada.

Si me permite seguir con mi teoría, yo creo que ella no ha engañado a nadie, ni a Beiras, ni a En Marea, ni a Pablo Iglesias. Ni siquiera a ese electorado gallego que creyó que la mandaba a Madrid a defender posiciones nacionalistas. Fueron todos ellos los que se engañaron al creer que apostaban por un títere moldeable, cuando su trayectoria nos decía todo lo contrario desde el principio: que el proyecto de Yolanda Díaz es Yolanda Díaz, lo que a mí no me parece mal y tiene sentido en la cultura comunista, que no es precisamente asamblearia y en la que los liderazgos tienen un peso de gran tonelaje. Mientras todos y todas sus excompañeras, o casi, se han sentido traicionadas, ella siguió su curso, cambió de amigos y fue retirando a sus rivales internos.

Ahí está Beiras y por allá Pablo Iglesias, choromicando ambos por haberla ungido. Pues no lo hubieran hecho, que nadie les mandó. Ella es inteligente, magnífica oradora, gran estratega, buena negociadora y más cómoda para el socialismo, de ahí que se esfuerce con éxito en recuperar a alguna gente a la que Podemos fue purgando por blandengue. Ya lidiará con ellos como hace con los de Podemos, que se han puesto a la defensiva y no saben qué hacer. O sea que no, no es una traidora. Es una política que sabe de qué va este juego. Y los demás unos ingenuos.

Comentarios