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Open Arms y el Galibrexit

Algunos de los 134 migrantes este sábado en la cubierta del Open Arms. FRANCISCO GENTICO (EFE)
photo_camera Algunos de los 134 migrantes este sábado en la cubierta del Open Arms. FRANCISCO GENTICO (EFE)

SI EUROPA no sirve para llevar a puerto seguro a ciento cincuenta personas que deambulan por el mar sin destino, es que Europa no sirve para nada. Europa es una porquería. Es una completa inutilidad, una ocurrencia de cuatro estúpidos con mucho tiempo libre y pocas ideas que engendraron un ente monstruoso que administra recursos sin fin pero es incapaz de acoger en su seno a un centenar y pico de seres que agonizan en medio del mar.

En las instituciones europeas trabajan miles y miles de políticos y burócratas expertos en cuanta cosa hay. Ninguno de ellos está habilitado para salvar vidas. Allí se negocian a diario acuerdos que afectan al futuro de centenares de millones de habitantes, pero no hay nadie que en todas estas décadas se haya molestado en dar solución a problemas inmediatos como el del barco de la ONG Open Arms.

Entiendan esto, inútiles: si hay cien o doscientas personas, como si son veinte mil, en riesgo de morir ahogadas en el Mediterráneo, se les rescata, se les lleva a un puerto seguro se les da cobijo y alimento y luego se aplica un protocolo, que por cierto no existe, para darles un destino y un futuro, siempre poniendo por delante cosas que una máquina como Europa no entiende, como son la dignidad de las personas, sus derechos y su libertad.

O sea, que un problema que vivimos a diario desde siempre es ignorado porque no hay leyes ni actuaciones regladas para actuar. Pues para empezar, Open Arms y otras organizaciones similares lo que están haciendo es el trabajo que Europa prefiere no hacer: salvar vidas y ayudar a personas en serios apuros a encontrar un horizonte mejor.

Fíjese usted la vida, lo que es. Quienes en España más se afanan en propagar el odio a la inmigración, son los que con mayor ahínco defienden la tradición y las raíces cristianas de su gloriosa nación. Hay en ellos un atisbo de honestidad, pues hablan de raíces cristianas pero jamás del mensaje de Jesús, al que casi mejor olvidar, no vaya a ser que celebremos un día su anunciado retorno y curta a latigazos en el lomo a Santiago Abascal y a Ortega Smith, que se refieren al asunto como si su política migratoria proviniese de un párrafo bíblico: "Dirigíase Jesús a Filistea y reunidos a su alrededor varias personas que le habían salido al encuentro, hablo con ellos para transmitir su palabra. así les dijo: tratad como a animales a los que huyan del hambre o de la guerra. Dejadlos morir ahogados, negadles el pan y los peces aunque de ello tengáis bastante, pues me da a mí que estos vienen a España a quitaros el trabajo y a roer vuestros calzones".

Digo todo esto porque Jesús nació en un establo no por casualidad, pero aquí los que se escandalizan cuando los Reyes Magos no visten según los estándares del cristiano pijo español, que es más de Roberto Verinno, pero qué mas da que María y José llegaran a Belén sin un céntimo en el bolsillo para pagarse un hospedaje y el pobre José llamando a todas las puertas sin que nadie atendiera sus súplicas. Llevaba con él a su esposa a punto de dar a luz, cabalgando a un burro. Tenían hambre, sed y frío o calor, una de dos.

Todos esos abascales que les negaron ayuda son los mismos que dicen hoy: "Si tanto te gustan los inmigrantes, mételos en tu casa". No, señor mío, ni en su casa ni en la mía. Existe algo que se llama humanidad, pero eso ya nos da lo mismo, porque precisamente para que la práctica de la humanidad no dependa de un Matteo Salvini, una Cayetana o un Ortega Smith, este último un héroe que lo mismo cuelga una bandera española en Gibraltar que salta a una patera y tira por la borda a José, a María y al Niño Jesús para que no toquen puerto español.

Por encima de la humanidad o de su ausencia, por ahí íbamos, hay unos servicios sociales, o debiera haberlos, hay centros de acogida, aunque pocos y mal dotados y debiera haber leyes que obliguen a los estados europeos a no dejar que nadie muera en el mar, que a fin de cuentas, de haber muerto María en su penoso viaje de Nazareth a Belén, y de no haber encon trado asilo en aquel establo, hoy en lugar de ponerse la bufanda de las raíces cristianas, Abascal estaría hablándonos de las raíces mahometanas o budistas de España y esto sería un sinvivir.

Eso viene siendo Europa, sobre todo. un ente que mientras decide nuestras cuotas pesqueras o negocia acuerdos comerciales con indonesia, un decir, no ha tenido un minuto en el último medio siglo para dedicar al drama de los inmigrantes. Una Europa cínica que llora ante la imagen de un niño ahogado boca abajo en una playa y al día siguiente deja que se ahoguen cinco o diez como él. Pues si eso es Europa, se impone un Galibrexit, que siempre mejor será eso que una estúpida Galifornia.