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Moreira y el amor

A hora que en el PP de media España andan a cuchilladas entre ellos, que han forzado la dimisión de la presidenta del PP de Euskadi , Arantza Quiroga, por escribir “rechazo” en vez de “condeno”. Ahora que los ministros de Rajoy se pelean en la prensa como borrachos a la salida de un after; que Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos , XIII marquesa de Casa Fuerte, ha anunciado que no volverá a ser diputada mientras Rajoy lidere el partido; que Aznar reniega de su sucesor, ahora, digo, deberían dirigir la vista hacia Pontevedra.

El PP de Pontevedra, antaño violentamente fragmentado y enfrentado consigo mismo y con todos los demás, es hoy una balsa de aceite. Es frecuente ver a sus siete concejales paseando por la ciudad mirándose unos a otros a los ojos y cogiditos de la mano. Tienen tanto amor que repartir que han empezado a amar también a los demás. Tras las últimas elecciones, Jacobo Moreira decidió ejercer el liderazgo de la oposición que antes recaía sobre Agustín Fernández , quien compatibilizaba el cargo de gobernante con el ejercicio de oponerse a sí mismo.

El PP ha conseguido el consenso de toda la oposición en temas como el PXOM, en la petición de declaración del Camiño Portugués como patrimonio de la humanidad, en la declaración de apoyo al Teucro y en el asunto del calendario escolar. Ha apoyado por su parte al BNG absteniéndose en la investidura de Lores y en el acuerdo sobre sueldos y dedicaciones, así como en el convenio con la plaza de toros. También en los actos en favor de los represaliados por el franquismo y en algo más. Con Marea se han sumado a su petición de bonotaxi para discapacitados, y también sobre este asunto han asumido la propuesta de C’s para crear una mesa local para mejorar las condiciones de las personas discapacitadas. También han aprobado iniciativas del PSOE sobre la web del Concello o contra la violencia de género. Se cuenta que por las noches Moreira acude a casa de cada uno de los otros 24 concejales para arroparlos, leerles un cuento, rezar lo de cuatro esquinitas tiene mi cama y darles un besito de buenas noches.

Ese cambio de estrategia del PP de Pontevedra es único en el mundo. Quizá Moreira comprendió que los ciudadanos le pidieron eso en las urnas: dejar gobernar a Lores y liderar una oposición constructiva y amorosa. En el reconocimiento a la figura de Bóveda y a los represaliados por la dictadura está dando un buen ejemplo, como lo dieron Jorge Cubela y Ángel Moldes al asumir que nada tiene que ver la ideología de un hombre asesinado con la defensa de los derechos humanos. Bienvenido.

Lo que ya no hace tan bien, pues el amor de Moreira llega hasta donde llega, es exigir al alcalde que no coma cuando va de viaje. Cada vez que Lores va a recoger un premio o es invitado a un foro estatal o internacional los del PP se indignan y sacan la factura de una comida. Dicen que si Lores quiere comer, por ejemplo en Barcelona , debe ir acompañado de un perro y una flauta y allí, en la puerta misma del restaurante, interpretar un par de piezas, interrumpiéndose sólo para decir: "¡Hola, guapísimos! ¿Me dais una monedita?". O eso o llevarse de casa unos bocatas para él, para la comitiva y para alguien a quien quiera invitar con su voz carrasposa: "A esta comida convida o pobo de Pontevedra. Prefire vostede chourizo ou touciño entrefebrado? Tamén teño de tortilla con cebola".

El alcalde de Pontevedra, según Moreira, debe ir por el mundo representándonos como un mendigo. Me va gustando la idea. Deberíamos mandarlo vestido como Gandhi , con un pañal y un par de yogures por todo alimento. Y caminando, o en bici, como nos hace ir él a nosotros. Y nada de hoteles. ¡Dónde se ha visto a un alcalde durmiendo en un hotel, como si fuera una persona normal! Un alcalde decente ha de dormir en un parque, con un banco como cama y el cielo como cobijo. Ya si es un alcalde de una ciudad importante como la nuestra, incluso puede hacerlo en un cajero. Y si vienen dos nazis y lo rocían con gasolina, saldremos en los noticiarios de todo el planeta. Uno no puede ir por el mundo recogiendo premios y comiendo a lo loco en restaurantes ni alojándose en hoteles. Hay otra solución, que le encantará a los del PP: que el alcalde no coma. Que coma a la vuelta. O que no coma ni a la vuelta. Que haga como esa señora que contaba Prudencio Landín , que no comía ni bebía. La trajeron al hospital y ahí pasó meses sin probar bocado ni ingerir líquidos, y tan contenta.

Y nada de aviones. A China perfectamente se puede llegar nadando. ¿No lo hacen los salmones, que recorren miles y miles de kilómetros por el mar y luego vuelven al río de donde salieron? ¿Es que ahora un alcalde es menos que un salmón? Pues eso: Lores que se vaya nadando a China y luego regrese al Lérez a desovar, o sea, a depositar sus huevos.

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